17 Días de Julio – Una historia de la guerra civil

17 días de julio es una obra guionizada por Luis Murillo. Y dibujada con un estilo detallista y muy realista por Justo Jimeno Bazaga. Fue publicada por Ediciones de la Torre en 1982. Aunque como en la contraportada de la obra se señala, todo partió de un proyecto de 1978 en el que se encontraban varios profesionales. Entre ellos el dibujante Rodri, y que buscaba dar una visión completa de la guerra civil española. Pero dicha obra nunca vio la luz al completo, sino por partes. Y una de ellas fue esta 17 días de julio.

La dictadura franquista y el olvido de la guerra civil española

Durante todo el periodo de la dictadura franquista los cómics apenas dedicaron espacio a contar el relato de la guerra civil española; hubo que esperar a la Transición. Sin embargo, ¿no resulta extraño que los historietistas españoles no se acercaran a narrar el relato de la guerra civil española en un momento en el que el régimen se hubiera mostrado predispuesto a ello? ¿No hubiera sido una buena iniciativa usar la cercanía de la sociedad a los tebeos para legitimar el propio régimen franquista a la imagen y semejanza de lo que pasó, por ejemplo, en Japón?

La dinámica parece que fue totalmente contraria: el olvido, el silencio. La guerra civil española fue cubierta con un tupido velo, y en su lugar, las historietas dedicaron sus páginas a otros menesteres.

El adoctrinamiento del régimen

Falange Española y la Iglesia católica no dudaron a la hora de usar los cómics para educar al pueblo español. Sin embargo, en ejemplos como Hazañas Bélicas o Cuaderno de Aventuras, de enorme impacto entre el público infantil y adolescente, y por tanto con enorme poder adoctrinador, las referencias a la guerra civil española fueron mínimas.

La historieta servía para la difusión de ideas, para adoctrinar, pero al menos hasta los años sesenta, la guerra no interesaba. Sí es cierto que Flechas y Pelayos mostró un claro acercamiento al conflicto, y que a lo largo de cuarenta años no dejaron de aflorar esporádicos álbumes que ensalzaban el conflicto y la victoria del bando franquista, pero no dejan de ser gotas en un mar de publicaciones orientadas mayoritariamente al género de aventuras, el humorístico y el tebeo femenino.

Frente a Florita, TBO, Pulgarcito o El guerrero del antifaz, poco tenían que hacer aquellos álbumes que seguían ensalzando unos hechos, que en cierto modo, se preferían olvidar. La guerra había quedado en el olvido, y nadie ponía en cuestión que la República española, y los “rojos”, habían sido el causante del conflicto.

La muerte de Franco y la Transición española

Sin embargo, como ya sabemos, en 1975 la historia de España dio un giro de 180 grados, y con él empezaron a aflorar revistas y nuevos editores dispuestos a poner sobre el papel proyectos muy variopintos, y que no dudaron en remover la historia de España.

Fueron años dorados para el tebeo español: revistas como El Vibora, 1984, El Jueves, Cimoc o Creepy; editoriales como Toutain, La Cúpula o Norma; y autores como Guillem Cifré, Max o Juan Giménez. En esta época también se inauguró el Salón del Cómic de Barcelona en el año 1980.

En esta vorágine editorial irrumpió la colección “Papel Vivo”, de Ediciones de la Torre en donde se publicaron interesantes obras como Geminis de Alfonso Font; Koolau el leproso, Paracuellos o Barrio de Carlos Giménez; Octubre 34 de Rodri; y por supuesto, 17 días de julio de Justo Jimeno, que es la obra que nos ocupa.

La obra: 17 días de julio

Podríamos decir que es un libro de historia en viñetas. No existe un guión propiamente dicho. Estamos más bien ante una obra en la que en cada viñeta se reflejan hechos históricos que se van encadenando, con el objetivo de explicar cómo fueron los últimos días de la república. En concreto, los últimos 17 días de julio antes del estallido del conflicto civil.

Por ello, se suceden los personajes a lo largo de las viñetas: Casares Quiroga, el general Mola, Francisco Franco, Manuel Azaña, Dolores Ibarruri, el capitán Fernando Condés, el pistolero Victoriano Cuenca, y por supuesto, el líder monárquico Calvo Sotelo, y el teniente José Castillo, ambos asesinados, y ambos víctimas de una espiral de violencia que caracterizó los meses previos al estallido de la guerra civil española.

Reparto
Reparto de armas entre los activistas de derecha

Y al mismo tiempo, en 17 días de julio se suceden los hechos más reseñables. Asesinatos de líderes políticos. Radicalización de los obreros en las calles y en las fábricas. Movilización de la derecha. Reparto de armas. Confabulaciones del ejército y movimientos de tropas sospechosos. Y mientras, la clase política debate desde el Congreso. Como si nada de lo que estaba pasando tuviera que ver con ellos.

Valoración de 17 días de julio

guerra civil española
Azaña recibe informes sobre los movimientos contra la República

A simple vista, el objetivo de 17 días de julio es claro: reivindicar la historia que hasta entonces había sido silenciada. Contar un relato de la guerra civil española que se alejase de la versión oficialista que se había mantenido más o menos sin cambios desde la posguerra. Y buscar, en cierto modo, la revancha. Legitimar la República española, tan vilipendiada hasta la fecha.

Queda claro que no estamos ante una obra imparcial. Ni siquiera debemos presuponer que haya detrás una labor de investigación concienzuda por parte del autor.

Se trató más bien de, al calor de las nuevas corrientes historiográficas del momento, la construcción de un relato en el que quedase taxativamente al margen cualquier duda sobre el régimen republicano, culpabilizando y criminalizando las acciones que desde la derecha tuvieron lugar.

Terminología empleada

Así el autor no duda en emplear en 17 días de julio términos tales como “bienio negro”, en referencia al bienio de derechas (1934-1935). Utilizaba el término “sublevado” en lugar de emplear la terminología franquista de “bando nacional”. Incide en varios ocasiones con el término “gobierno legalmente constituido” o “legítimo gobierno”, para hacer referencia a la República. Habla claramente de “levantamiento fascista”. En ningún momento usa términos que quedarán proscritos como “cruzada nacional” o “glorioso alzamiento”. Y por supuesto, el papel de Franco y su figura quedan desprovistos de cualquier enaltecimiento.

Hechos que se narran

En 17 días de julio se habla de informes comunistas que anunciaban el paso de armas por las fronteras y de la conspiración que se formaba en torno al general Mola. La provisión de armas que tuvo lugar en puntos clave de la geografía española, como en Valencia. Las huelgas en las calles de estos días. La conflictividad obrera. La petición al presidente de la república para que se hiciese un reparto de armas entre la población que pudiera neutralizar un supuesto alzamiento, y la oposición de éste. Los movimientos militares por parte del ejército sublevado. El papel de la guardia civil. La importancia de la conexión aérea. Y la propia sublevación.

17 días de julio
Asesinato de Calvo Sotelo

Junto a todo esto, los dos momentos más relevantes que se reflejan en 17 días de julio son los asesinatos de Calvo Sotelo y de José Castillo; y los discursos en las Cortes, en donde se refleja claramente la bipolaridad de la clase política, y por ende, de la sociedad.

Tratamiento de la guerra civil española en 17 días de julio

Justo Jimeno ofrece al lector una sucesión de imágenes de los momentos previos a la contienda. Un fiel reflejo del sentir de una época. Muestra la necesidad de reivindicar aquella historia que había permanecido silenciada durante generaciones enteras.

El tratamiento del conflicto es muy diferente al que se había visto hasta la fecha. Atrás queda el heroísmo y la mitología que el régimen franquista.

Pero aquellos que se atrevieron a mostrar esta nueva relectura de la guerra civil española siguieron siendo minoría, porque desde la clase política se instauró la creencia de que la Transición debía suponer una manera de “pasar página”, y no volver a hurgar sobre viejas heridas.

17 días de julio

Conclusiones sobre 17 días de julio

¿Mirar al futuro olvidando el pasado? Es obvio que este fue el sentir de una gran mayoría de la sociedad española, y especialmente de buena parte de la clase política. Sin embargo, no fueron pocos los autores que prefirieron reivindicar, desde su posición marginal, que la historia tenía que volver a escribirse. Que el relato que habíamos heredado estaba lleno de falsedades y medias verdades, y que era necesario reivindicar el papel de la república. Esta es la línea en donde enmarcamos 17 días de julio.

El autor: Justo Jimeno Bazaga

Justo Jimeno nace en 1943 y pronto le empiezan a publicar sus primeros dibujos, tanto en España como Alemania y los Estados Unidos. No fue el único dibujante por estas fechas que tuvo la necesidad de marchar fuera de las fronteras españolas a buscarse la oportunidad que aquí en España se le resistía. Y ya en los años 70 y 80 sus dibujos aparecen en grandes revistas como Creepy, y empieza a trabaja para editoriales potentes del sector como Toutain o Norma.

En el año 2012 ilustra una edición de la historia del Cid Campeador. Puede verse una galería con obras del autor en el siguiente enlace.

Guerra civil española
Viñeta final de la obra, con los sectores aliados de Franco bañados en sangre
  • 17 días de julio
  • Justo Jimeno Bazaga
  • Ediciones de la Torre
  • 1982
  • Descatalogado

 

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