Ardalén es un relato sobrecogedor sobre la memoria y los recuerdos. Una novela gráfica de Miguelanxo Prado que le valió el Premio Nacional del Cómic en el 2013. Un premio más, que se suma a la larga colección de galardones nacionales e internacionales que el gallego ha cosechado en los últimos treinta años. Premio Génie de la Convención de París en 1988; Mejor obra en el Salón del Cómic de Barcelona en 1989 y 1994; nominado para los premios Eisner en 1995; o la nominación para los premios Harvey en 1995.
Se trata de la obra más extensa de Miguelanxo Prado. Ardalén es un cómic lleno de color, emociones y sentimientos oníricos, que se entrecruzan en una historia sobre la memoria y los recuerdos. El autor dosifica la información a lo largo de las páginas; y el lector va progresivamente embriagándose de la historia. Una narrativa muy particular que ya hemos visto en otras obras de Miguelanxo Prado, tales como El pacto del letargo; y que llevan al lector poco a poco hacia el final del camino, sin conocer todos los detalles, pero disfrutando el recorrido.
Ardalén
Al argumento de la novela nos sitúa a la protagonista Sabela en un poblado indeterminado del interior de Galicia. Allí acude buscando información sobre su abuelo materno. Sabela nunca lo conoció, pero sabe que estuvo en las Américas, y que en algún momento de su vida estuvo embarcado con alguien de dicho pueblo. Por ello, tratando de recomponer su pasado familiar, Sabela se desplaza hasta un poblado remoto con la esperanza de encontrar respuestas. Allí pronto conoce a Fidel, un anciano senil que en su juventud estuvo embarcado y que pudo conocer a su abuelo. Rápidamente los dos conectan y se establece entre ellos un vínculo muy particular.
A partir de aquí se desarrolla una historia muy emotiva en la que se mezclan la realidad y los recuerdos, junto con los mundos oníricos del protagonista. A modo de puzle, Fidel va recomponiendo los trozos de su vida que alberga en la cabeza, con la dificultad de separar la realidad de la fantasía. Un viaje a través del valor de los recuerdos, y la constatación de que somos lo que recordamos.
Nuestra memoria alberga nuestras propias experiencias, pero también aprendizajes adquiridos por otras vías; así como nuestras preferencias y la relación con nuestro entorno. Los recuerdos pueden ser propios, pero también inducidos desde fuera. Y toda esa información se procesa, se almacena, pero también se olvida, se bloquea e incluso se modifica. Desmenuzar al final de nuestras vidas nuestros el mapa de nuestros recuerdos puede llegar a ser una labor complicada; en donde separar la realidad de la ficción resulte imposible. Somos lo que recordamos; y lo que los demás recuerdan de nosotros. Buena parte del cómic aborda este complicado proceso; pero con los esperados y deseados giros de guion.
Premio nacional del cómic 2013
Junto al tema de la memoria y los recuerdos, Ardalén también aborda el asunto de la inmigración que durante años caracterizó a buena parte de la sociedad española; obligada a buscarse más allá del océano un futuro económico. Y cómo la vuelta de muchos de estos emigrados no siempre fue lo fácil que se hubiera esperado.
Con todo, Ardalén es un cómic con muchas lecturas; con final abierto sujeto a distintas interpretaciones; que invita a la reflexión; y espectacular a nivel visual, con una técnica pictórica por parte del artista digna de elogio. Sin duda, el galardón como Premio Nacional del Cómic fue más que merecido. Una obra que te atrapa con su primera lectura, y que te invita a releer.
- Ardalén
- Miguelanxo Prado
- Norma
- 2012
- 25,00€