Hay cómics destinados a ser obras de culto desde el mismo momento que se publican. Sin lugar a dudas, es el caso de Érase una vez en Francia, la obra cumbre del tándem formado por el dibujante Fabien Nury y el guionista Sylvain Vallée; que ya trabajaron con anterioridad en Katanga. Una historia ficticia, como sus propios autores señalan al inicio de la obra, aunque inspirada en hechos reales. Tanto el protagonista principal, como las principales tramas en las que se ve envuelto, ocurrieron tal como relata el cómic. Obviamente, Fabien Nury y Sylvain Vallée se toman licencias artísticas para dar al relato la tensión e intriga necesarias. Pero el resultado final es soberbio, y nos permite conocer uno de los episodios más oscuros de la historia de Francia: el colaboracionismo de buena parte de la administración francesa con las fuerzas de ocupación nazi.
Joseph Joanovici
Érase una vez en Francia es la historia biográfica de Joseph Joanovici. Huérfano judío de la antigua Besarabia que sobrevivió al progromo de 1905 en Kishinev. Más tarde se casó con Eva, también superviviente judía. Y se marcharon a Francia a trabajar en la chatarrería del tío de ella. Allí Joanovici fue ascendiendo con su propio esfuerzo, ganando contactos y reputación, y terminó quedándose a su nombre la chatarrería. A partir de aquí fue labrando su propio imperio alrededor del mundo del metal.
Descrito como un hombre de negocios rudo, paternalista, ecléctico y pragmático. Joanovici no sabía leer, aunque su inteligencia y su valía para el mundo de los negocios estaba fuera de toda duda. Cuando tuvo lugar la ocupación nazi de Francia, Joanovici se prestó a colaborar con el nuevo régimen suministrando los metales que los alemanes necesitaban para crear armamento. Y cuando más tarde la guerra parecía que se empezaba a decantar por el bando aliado, Joanovici no dudó en convertirse en una especie de agente doble, y colaborar con la resistencia francesa.
Sin dudas, una historia apasionante que le pasó factura tras la guerra. Durante toda su vida, Joanovici tuvo que enfrentarse a la justicia, y pasó sus últimos años de vida en el ostracismo público.
Érase una vez en Francia
Fabien Nury y Sylvain Vallée adaptaron entre 2007 y 2012 la biografía de Joseph Joanovici al cómic. Y el resultado es una verdadera joya de la bande desinée. Un cómic que nos muestra la historia de Francia entre ambas guerras mundiales, centrándose en la figura de Joanovici. Un personaje que oscila entre la definición de héroe y villano. Érase una vez Francia es una obra que busca provocar el dilema moral en el lector. Es difícil no sentir empatía con Joanovici, el héroe del metal; pero al mismo tiempo sentir rechazo con algunas de las situaciones en las que se ve envuelto. Sin duda, este factor moral es uno de los puntos fuertes de la obra; que conecta al lector con la narración del relato.
Precisamente, otro de los puntos fuertes de Érase una vez en Francia es la narrativa. En el primer capítulo se introducen algunos de los aspectos más relevantes que posteriormente se van desgranando a lo largo de la obra. Y así, cada cada capítulo está conectado con el resto. Muchas de las situaciones que se plantean en el primer episodio se terminan resolviendo en los últimos. El ritmo es realmente cinematográfico. Y nos recuerda mucho a grandes superproducciones americanas como Erase una vez en América, El Padrino o Scarface. Y en cierto modo, ya el título del cómic nos recuerda al clásico de Sergio Leone.
Una obra maestra
El cómic está hábilmente construido en torno a Joanovici. Érase una vez en Francia se convierte en una saga histórica que fue avalada por el público y la crítica. El hombre de las mil caras que pese a su ascendencia judía, hizo fortuna con los nazis. Pero como le ocurre a otros grandes personajes, su caída fue fiel reflejo de su ascenso. La historia del ocaso del villano es casi tan impactante como la creación del héroe. ¿Héroe condecorado de guerra, o mafioso sin escrúpulos? Una historia que se mueve entre grises, y que no deja indiferente al lector.
La obra aborda asuntos tan complejos como la obsesión, la venganza, la redención, la humillación o el complicado mundo de las relaciones familiares. Los personajes están hábilmente construidos. Son realistas, complejos y ambiguos. Un cómic que se ha convertido por derecho propio en una de las mejores creaciones de las últimas décadas.
- Érase una vez en Francia (Il était une fois en France. Integrale)
- Fabien Nury (guion); Sylvain Vallée (dibujo); Delf (color)
- Traducción: Marion Carrière
- Norma
- 2020 (1ª edición, 2013)
- 45,00€