Catorce de Julio

Catorce de julio parece en principio una obra muy distinta a lo que nos tiene acostumbrados Bastien Vivés, abordando el tema terrorista. Pero en el fondo tiene los mismos ingredientes que otros cómics anteriores. El reflejo de los sentimientos, la tensión sexual, el mal de amores, diálogos naturales, páginas sin diálogos, ambigüedad o la intencionalidad del lenguaje no verbal.

El protagonista de Catorce de julio es Jimmy, un joven policía de Roissan, en la región francesa de Isère, que se cruzará en la vida de Vincent, un pintor que acaba de perder a su esposa en un atentado islamista en Leroy Merlin; y que se traslada a la región junto con su joven hija Lisa. Jimmy y Vincent comparten duelo y frustración. Ambos han tenido pérdidas recientes, y los dos tienen sed de venganza. Y por otro lado, Jimmy siente cierta atracción por Lisa.

El cómic realiza un llamativo retrato de la sociedad rural francesa, aunque en el fondo, lo que subyace en el cómic es el análisis de la paranoia y la histeria que se suceden después de un atentado terrorista. Una historia actual, narrada como suele ser habitual en Vivés desde una óptica realista, y en el que los autores se explayan analizando la paranoia y la búsqueda de culpables para rebajar el duelo.

El resultado final es bastante ambiguo, dando pie a que sea el propio el lector el que realice su propio juicio de valor sobre el protagonista y sus acciones. ¿Héroe justiciero o paranoico? Y esto sucede gracias al siempre detallista trabajo de Vivés a la hora de describir los personajes.

Catorce de julio es una obra que a medida que vas leyendo las páginas, va cogiendo peso y vas entendiendo mejor el mensaje que Bastien Vivés y Martin Quenehen tratan de narrar. Una obra que pese a lo que pudiera parecer al principio, termina siendo brillante.

Como punto negativo, hubiera sido interesante contar con extras que nos permitieran conocer el proceso creativo del cómic.