En el año 2016 el Museo Nacional de El Prado sacó una colección de cómics que mantiene hasta la fecha. El primer número de dicha colección lo dedicó a El Bosco, aprovechando los actos conmemorativos que el propio museo celebraba por el V centenario de su nacimiento. La obra se la encargaron a Francesc Capdevila, más conocido como Max. Y el resultado no defraudó. No todos los días tenemos la oportunidad de reseñar en la web obras de este tipo.
El Bosco y la pintura flamenca
La pintura fue el campo más innovador del Renacimiento italiano. Como no tenía modelos clásicos que sirvieran de referencia, los pintores italianos innovaron sobre la perspectiva, el uso del color y la temática. Y su influencia llegó a buena parte de Europa, no sin matices. Sin embargo, la influencia de la pintura renacentista fue prácticamente inexistente en los Países Bajos; porque la pintura flamenca sí tenía una larga tradición pictórica desde el siglo XV
Uno de estos pintores fue Jeroen Anthoniszoon van Aken, más conocido como El Bosco, por su ciudad natal. El Bosco tenía una gran formación intelectual y humanística, y prácticamente toda su obra giró en torno al tema religioso. Destacando obras como el Tríptico del Carro de Heno o Las tentaciones de San Antonio Abad.
El estilo de El Bosco
Pese a ser un pintor flamenco, su estilo es muy personal, y está separado notablemente del estilo. Sus composiciones están llenas de seres fantásticos, monstruos y animales extraños que simbolizan los pecados y las bajezas morales. El Bosco apenas tuvo influencias. Su imaginación no tenía límites, casi surrealista; pero varios siglos antes de que surgiera el movimiento. Sus dibujos no sufrían muchos retoques, y la gama de colores que usaba era muy amplia. Como curiosidad, sus obras no aparecen firmadas, por lo que resulta complicado confirmar con certeza su autoría. Felipe II fue un gran admirador de su obra. La fascinación por la pintura de El Bosco perdura hasta nuestros días.
Obras de El Bosco
Entre sus obras más relevantes tenemos Extracción de la piedra de locura, El Jardín de las Delicias, y Las Tentaciones de San Antonio Abad. Son precisamente estas tres obras, expuestas en el Museo del Prado, las escogidas por Max para su obra El Tríptico de los encantados (una pantomina bosquiana).
Max, Premio Nacional del Cómic en el año 2007 con Bardín el Superrealista, propone un interesante análisis de las tres obras de El Bosco. El resultado es un acercamiento narrativo-visual muy personal. Al surrealismo de El Bosco, se une ahora el propio estilo surrealista de Max.
El Tríptico de los encantados (una pantomina bosquiana)
El primero de los cuadros que representa es La extracción de la piedra de la locura. Una escena de campo en donde un cirujano está extrayendo de la cabeza de un paciente la piedra de la necedad. En la Edad Media estaba muy extendida la idea de que la locura era causada por una piedra en la cabeza. El doctor que está llevando la operación lleva un embudo en la cabeza, simbolizando su propia estupidez; y lleva un saco de dinero con un puñal, como muestra de la estafa que está perpetrando. Los otros dos personajes son una monja con un libro cerrado (inculta) y un fraile con una copa de vino (borracho). Todo esto es llevado por Max al límite del surrealismo en unas sencillas viñetas.
La segunda de las obras que analiza es Las Tentaciones de San Antonio Abad. En el cuadro, el santo permanece agazapado bajo un árbol rodeado de todo tipo de tentaciones que se simbolizan con figuras demoníacas, cuchillos mellados, jarras de agua o piezas de armaduras. Pero ninguna de estas tentaciones logra distraerlo. Y esta es precisamente la idea que recoge Max.
En tercer lugar se ocupa de El Jardín de las Delicias. Un cuadro surrealista, con múltiples interpretaciones, aunque la más aceptada es aquella que habla del destino de la humanidad. Sin lugar a dudas, la obra más fascinante de El Bosco. El tríptico, abierto, representa en el lado izquierdo el paraíso; en el centro la lujuria y el desfreno; y en el derecho el infierno. En esta parte Max reproduce con su personal estilo toda la cabalgata de seres extraños que aparecen en el cuadro.
Valoración de la obra
Max tiene un estilo muy particular, que unido al surrealismo de El Bosco hacen que esta obra sea difícil de clasificar. El autor logra captar la esencia de El Bosco. Los simbolismos; el sentido del humor burlesco, casi cruel; el uso de objetos cotidianos; o el estilo iconográfico característico. El Bosco era un autor espiritual muy profundo, y Max sabe llegar hasta ese punto sin perder un ápice de su estilo personal. Solo por eso, y por la iniciativa del propio Museo del Prado, la compra debería ser obligatoria. Una manera muy singular de acercarnos por primera vez a la obra de El Bosco, o de ver desde otra perspectiva diferente algunas de sus obras más representativas.
- El tríptico de los encantados (una pantomina bosquiana)
- Max
- Museo Nacional de El Prado
- 2016
- 15,00€