En la Navidad de 1959 aparecía en la primera página de la revista Spirou la primera historia de Bill y Bolita. En plena época dorada de Dupuis, con Franquin al frente de Spirou, se demandaban nuevas series que rellenaran las páginas de la revista. Y en este contexto surgió una de las historietas más entrañales que se recuerda; fundamentada en la relación de amistad entre un niño de 7 años y su perro cocker. Bill y Bolita; en francés Boule et Bill. Una serie desenfadada en la que Jean Roba pudo desarrollar con total libertad su espíritu creativo; y que se convertiría en faro para muchos otros autores a lo largo de décadas.
Estamos de enhorabuena en España con la publicación de los integrales en la colección Fuera Borda de Dolmen; casi de manera simultánea a los integrales que están saliendo en Francia. Incluso han sacado el tomo con la misma portada. Y los extras son también parte del encanto de este tomo. Más de cincuenta páginas de jugosos extras, entre los que se incluyen el trabajo publicitario que hiciese Roba para Citröen.
Jean Roba
Desde muy pequeño sintió inclinación por el dibujo; especialmente el de Disney. Y al contrario que ocurre con otros autores, fueron sus propios padres quienes le inscribieron en clases de dibujo. Se entiende que la determinación de Roba fue suficiente para convencer a sus padres. Ya de adulto, Roba intercaló sus primeros escarceos con el mundo del cómic, con su trabajo en publicidad. Trabajo que nunca llegó a abandonar del todo; y que le aportó un especial espíritu creativo de publicista. Esa hábil capacidad de comunicación fue especialmente bien acogida en Dupuis.
Poco a poco fue recibiendo encargos de poca envergadura que se publicaban en la revista Spirou; trabajos sin embargo que no quedaron en el olvido para Franquin, que le pedirá colaborar en tres aventuras de Spirou encargadas por Le Parisien liberé. Fue la oportunidad esperada por Roba. Tras esta primera experiencia, Franquin le ofreció a Roba convertirse en su colaborador; y no tuvo que pensárselo mucho. Se redujo su jornada de trabajo en la agencia de publicidad Créas, y se unió al equipo creativo de Franquin.
El nacimiento de Bill y Bolita
Al mismo tiempo que trabajó con Franquin, Roba fue puliendo su propio proyecto personal hasta que con el beneplácito de Dupuis, nació el mini-recit Bolita contra los tiburones, que los lectores debían despegar de las páginas centrales. Nacía así Bill y Bolita. De sobra es conocido que Roba puso el nombre de Bolita (Boule en francés) por su hijo Philippe; y de Bill por su cocker del mismo nombre.
Inspiró su gran éxito en su propio hijo y su perro; y encontró la fórmula de éxito para llegar al corazón de miles de lectores durante décadas. Su editor, Charles Dupuis, no creyó que el formato pasara del gag cincuenta. No lo vio como un proyecto de futuro. Sin embargo, los editores muchas veces se equivocan. Bill y Bolita se convirtieron, junto a Gastón, en dos de los grandes exponentes de la revista. Y Jean Roba no mostró agotamiento durante; durante quince años llegó a crear 1149 páginas, en las que casi siempre fue el dibujante. Su felicidad y su vitalidad logró transmitirla a sus viñetas hasta que en el año 2001 dibujó su último álbum.
Bill y Bolita
Se trata de una serie enfocada desde lo cotidiano y lo familiar. Una serie de humor ligero, muy dinámica, y con gags de una sola página. Porque esa es precisamente una de las características del estilo de Roba: las historias de una sola página. Roba demuestra aquí una maestría exquisita para introducir gags que duren justo lo necesario para no despistar al lector. Pocas son las historias que duran más de una página.
También hay que destacar la enorme influencia de Franquin, tanto en el estilo del dibujo como en los gags. De hecho no resulta difícil encontrar en Bill y Bolita gags que se parecen a los aparecidos en Spirou.
Otro asunto interesante es el uso del perro como uno de los elementos principales del cómic. Y en este sentido podríamos decir que se trata de un cómic pionero al establecer al perro como un miembro más de la familia. Un hábito que empezaba a extenderse en muchas familias americanas y europeas.
En cierto modo se trata también de una serie costumbrista. Debajo de su capa de humor infantil, Bill y Bolita nos ofrece un retrato desenfadado de la sociedad de la época, con sus problemas y preocupaciones. Vida cotidiana bajos los ojos de un niño de 7 años, Bolita, y su perro, Bill.
Bill y Bolita, una serie familiar
La temática que aborda Jean Roba en Bill y Bolita es amplia. Y aunque casi siempre gira en torno a dos o tres escenarios: la casa familiar, el jardín y el parque; también aparecen la playa, el bosque y otros escenarios secundarios.
Los temas que se abordan suelen ser bastante familiares y naif: aventuras navideñas; los arreglos del patio; juegos en el parque; persecuciones de indios y vaqueros por el salón de casa; situaciones de enredo; confusiones, y otras anécdotas. Tampoco faltan aventuras con gags con un interés mucho más acorde al enfoque didáctico de la web, como esa en la que explican la conducción de la electricidad.
Los personajes principales son Bolita, un niño pelirrojo de siete años cuyo nombre está inspirado en el apodo del hijo real de Roba. Bill, un cocker astuto y hábil, que odia los gatos y los baños. Los padres, que responden al prototipo de padres modelos. Caroline, la tortuga de la familia, y que se convertirá en íntima amiga de Bill. Puff, amigo de Boule, que siempre está jugando a los vaqueros, y cuyos ojos apenas se le ven por culpa del pelo.
- Bill y Bolita (Boule et Bill)
- Jean Roba
- Traducción: Francisco Pérez Navarro
- Editor: Vicente García
- Editor en Francia: Christelle y Bertrand Pissavy-Yvernault
- Dolmen
- 2021
- 34,95€
Eres un grandisimo redactor. Gracias, Un saludo