La batalla de Simancas - Cómics de historia

Fantasía heroica al más puro estilo de Conan el Bárbaro, La batalla de Simancas, de Rafael Jiménez (1236. Córdoba) y Raúlo Cáceres (Arn, el Navegante) relata la batalla que enfrentó a la coalición cristiana, bajo el mando de Ramiro II de León, y al todopoderoso califa Abderramán II, que dirigía un ejército de más de cien mil hombres. Una batalla que decidiría la existencia de los reinos del norte en la península y su relación con los musulmanes en las décadas siguientes.

El 21 de julio de 939, en la provincia de Valladolid, tuvo lugar una batalla crucial en los inicios de la cuestionada Reconquista. El objetivo inicial de la batalla era detener el avance de los musulmanes y reafirmar el poder del reino de León. Y realmente se consiguieron los objetivos, en tanto que la victoria cristiana reafirmó el poder de Ramiro II como rey de León, e impulsó la consolidación de los reinos cristianos en el norte de la Península. De algún modo se podría decir que esta victoria reafirmó la nueva realidad peninsular con dos grandes bloques consolidados y equilibrados: los cristianos en el norte, y los musulmanes en el resto de la Península. La batalla de Simancas sentó las bases de la futura Reconquista.

La batalla se Simancas, el cómic

Aunque cuesta seguir el ritmo cronológico del cómic, a lo largo del relato nos encontramos a las fuerzas musulmanas avanzando hacia el norte, ocupando Zamora y estableciendo su campamento cerca de Simancas. Y vemos también al rey Ramiro II tratando de reunir una coalición cristiana que haga frente a las milicias musulmanas, contando para ello con el apoyo de García Sánchez I de Pamplona y Fernán González, conde de Castilla. El enfrentamiento tuvo lugar el 21 de julio de 939. Las fuerzas cristianas lanzaron un ataque sorpresa contra el campamento musulmán. La batalla fue intensa y sangrienta, con combates cuerpo a cuerpo. Y aunque la victoria cristiana parecía evidente, más bien se trató de un empate técnico al que ambas partes trataron de sacarle rédito.

El dibujo del cómic es sin dudas el gran incentivo. Trazos muy detallados, viñetas que juegan con el espacio de la página, y un perfecto blanco y negro que permite disfrutar de cada una de las escenas. Algunas páginas dan verdadera muestra de la creatividad del dibujante. Como esa en la que el eclipse solar domina dos páginas. O cuando el humo de las velas del sacerdote se eleva formando las distintas viñetas de la página. Y por supuesto todas y cada unas de las escenas de batalla, especialmente esa en la que podemos ver a las huestes musulmanas en el reflejo del escudo del soldado cristiano. Y aunque en ocasiones se llega a abusar de estos recursos, no dejan de ser una gozada visual y un enorme incentivo para la compra del mismo.