La Casta de los Metabarones es una de las obras más grandes del fallecido Juan Jiménez, autor de As de Pique; y Alejandro Jodorowsky autor de El Incal. Si quieres saber porque La casta de los Metabarones fue una novela gráfica que visualmente rompió todos los esquemas y se convirtió en una referencia básica dentro de los cómics de ciencia ficción, no dejes de leer esta reseña.
La casta de los Metabarones narra la saga de los castaka; un pueblo guerrero de donde procedían los ancestros de los metabarones. Una historia épica que mezcla guerra, poder, religión y simbolismo. Los metabarones son guerreros mercenarios con su propio código de leyes y costumbres, el código bushitaka, que les posibilitaba convertirse en guerreros poderosos.
Se trata de un space opera en toda regla, en donde aparecen la tradicional simbiosis entre héroe y villano, viajes estelares, batallas inimaginables, imperios galácticos, naves espaciales, civilizaciones extraterrestres, armas tecnológicas, y por supuesto, una estética ciberpunk.
Pero sobre todo, La casta de los Metabarones destaca por su tendencia retrofuturista. Pese a las naves y los viajes entre galaxias, la novela gráfica tiene un trasfondo histórico con numerosas referencias a las civilizaciones medievales europeas y también al Japón feudal. De ahí por ejemplo que los metabarones sean mercenarios despiadados que hacen gala de su frialdad, al mismo tiempo que tienen su propio código de honor, como los samuráis. Los planetas y escenarios en los que se desarrolla la historia están repletos de referencias históricas y cinematográficas; así como un marcado simbolismo religioso.
La casta de los Metabarones
En La Casta de los Metabarones no existe un personaje central. El peso recae sobre la propia saga familiar. Dos robots, Tonto y Lothar, nos introducen en cada acto las aventuras de sus amos de forma cómica; con un vocabulario propio repleto de insultos tales como «paleocretino», «enano paranoico» o «biofrígida». Una relación que sirve de contrapunto al relato de los metabarones.
Un rasgo que sobresale de la novela son las luchas por el control de minerales y yacimientos. Esta búsqueda constante de minerales será uno de los ejes vertebradores de la serie, y motivo por el cual se enfrentan las distintas civilizaciones y planetas a lo largo de los álbumes; ya sea la epifita o el bicramio.
De hecho en las primeras páginas de la obra conocemos la epifita, la sangre sagrada del planeta de mármol de los Castaka, capaz de hacer volar cualquier objeto. Cuando el secreto es revelado y llega hasta las fuerzas imperiales, se desata una terrible guerra por controlar los yacimientos, que termina con los últimos castaka Othon y su hijo Bari negociando la rendición. Le revelan el secreto de la extracción a cambio de una parte de los beneficios, un planeta nuevo, Lothar, y un regalo para Bari, el caballo Shazam. Este es el inicio de La casta de los metabarones. Othon se convertirá en un mercenario al servicio del imperio, capaz de derrotar a un ejército de 100.000 piratas espaciales.
Un Space Opera con numerosas referencias históricas
La obra se divide en ocho actos. Cada uno de ellos dedicado a uno de los ancestros: Othon el tatarabuelo; Honorata la tatarabuela; Agnar el bisabuelo; Cabeza de Hierro el abuelo; Doña Vicenta Gabriela de Rokha la abuela; Aghora el padre-madre; y Sin Nombre, el último metabarón. De este modo, en cada álbum de la colección, el personaje principal cambia; y Jodorowsky y Giménez nos ofrecen la visión genealógica de toda una casta familiar.
Un rasgo importante de los metabarones y que veremos ya con Othon es la práctica del matrimonio como mecanismo para el ascenso social. Los metabarones no pertenecían a la nobleza, pero a través de la vía matrimonial conseguirán una y otra vez ascender socialmente. El matrimonio, por ejemplo, de Cabeza de Hierro con Doña Vicenta Gabriela de Rokha, embajadora del sistema social Troglosocialik. Un matrimonio gracias al cual Cabeza de Hierro conseguiría la medalla de la alta nobleza. Doña Vicenta es hija de Nicanor Rosamel de Rokha, fanático de las tradiciones nobles que guarda cierta similitud con el régimen de los zares rusos. Amante de la naturaleza y de las tradicionales, y opuesto a que Cabeza de Hierro obtenga su tan preciada distinción.
¡La felicidad es una paleoaspirina para biomediocres! El motor esencial del poder de los héroes es la energía desconocida para nosotros, simples roboseres, llamada sufrimiento.
Jodorowsky y Juan Giménez, una obra espectacular
Las mutilaciones son otras de las constantes de la serie, que se iniciaron con Agnar, el bisabuelo, cuyo cuerpo nació sin peso a causa de la epifita. La solución fue mutilarle los pies y ponerle unos implantes, para que así dejara de flotar y pudiera ser un guerrero como su padre Othon. De hecho, el propio Agnar terminará matando a Othon inaugurando así una nueva tradición: cada metabarón se considera iniciado cuando es capaz de matar a su propio padre.
La Casta de los Metabarones está llena de incesto, seres despreciables que traicionan a su propia familia, actos heroicos, suplantación de identidades, violencia, sangre, mutilaciones, implantes biónicos, actos apasionados; y por encima de todo, un dibujo espectacular a cargo de Juan Giménez. La composición de las páginas está perfectamente estudiada para darle mayor visibilidad a la obra. En enfoque, el ritmo, las líneas o la composición, ningún detalle se deja a la improvisación. Cada página es una obra de arte hasta tal punto que si prescindimos de los diálogos nos queda una preciosa galería de bravos guerreros, batallas intergalácticas, criaturas espaciales y planetas inimaginables. Una verdadera obra de arte que supera las 500 páginas. Historia viva del cómic.
- La Casta de los Metabarones
- Título original: La Caste des Méta-Barons
- Alejandro Jodorowsky (guión) y Juan Giménez (dibujo)
- Reservoir Books
- 2007 (1ª edición 1998-2003)
- 49,90€
Me encanto demasiado tu aporte Muchas gracias, Un saludo