MIES van der Rohe – Agustín Ferrer Casas

Agustín Ferrer Casas nos deja una novela gráfica de referencia para TBO en clase. Un cómic indispensable para acercarnos no solo a la figura de uno de los grandes arquitectos de la primera mitad del siglo XX, Mies van der Rohe; sino para conocer y entender los cambios que se produjeron en el terreno arquitectónico desde principios de siglo. Un cómic firme candidato a ingresar en nuestra lista de cómics para regalar.

Pero es que además, MIES se convierte también en una magnífica panorámica de los cambios políticos de los años de entreguerras. En el cómic se narran la irrupción del nazismo, las consecuencias de la guerra, o la aparición de las vanguardias. Elementos todos ellos muy interesantes, y que afectaron de un modo u otro en la vida del propio Mies; que siempre trató de superar en su arquitectura el contraste entre progreso técnico y creación artística.

Un cómic sobresaliente, bien documentado, con un trasfondo histórico muy interesante, y que sirve perfectamente para conocer a un personaje muy controvertido del siglo XX. Un cómic que entra por méritos propios en la lista de los mejores cómics del año 2019.

La arquitectura del siglo XX

La llegada del siglo XX trajo la renovación de la arquitectura de la mano de la aplicación de nuevos materiales en la edificación. El descubrimiento del hormigón  armado, con sus inmensas posibilidades, dio lugar a una imparable cantidad de investigaciones arquitectónicas. Por otra parte, la disponibilidad de perfiles de acero y la invención del ascensor eléctrico permitió el nacimiento y desarrollo de los rascacielos.

El acero, material que se empezó a utilizar entonces en la construcción, se transformó en el esqueleto de los edificios. Gracias a este sistema constructivo, el esqueleto se levantaba rápidamente y sobre él se disponía el cerramiento, resolviendo dos de los mayores problemas que planteaba la ciudad moderna: la escasez de terrenos y la escasez de tiempo.

alfonso XIII

Pero no solo cambiaron los materiales y las técnicas, sino el concepto de edificio. En este sentido, el cómic comienza narrando el encuentro que tuvo lugar en 1929 entre Van der Rohe y el rey de España, Alfonso XIII. Van der Rohe tenía el encargo del pabellón de Alemania para la Exposición Universal de Barcelona. Pero el rey no entendió la no-existencia de muros, o la falta de techos.

La Bauhaus

mies van der rohe

Pero buena parte del cómic gira en torno a la escuela alemana Bauhaus. La escuela de la Bauhaus fue en Alemania la impulsora de las investigaciones arquitectónicas. Uno de sus lemas era “la forma sigue a la función”. Por ello, todos los elementos que conforman el edificio están pensados por su funcionalidad; y el espacio encerrado por la casa se proyecta como agrupación de estancias en torno al salón. Era lo que se conocía como “la casa orgánica”. Muros exentos, pilares metálicos, comunión con el exterior a través de grandes ventanales, etc.

Su fundador fue Walter Gropius, en 1919; ocupando el puesto de director hasta que la abandonó en 1927. Las referencias a Gropius son constantes en la obra, como el eterno rival de Mies. Aunque en algunos momentos de sus caminos esa rivalidad se convirtió en cooperación.

También se menciona en el cómic al sucesor de Gropius, Hannes Meyer; quien intensificó los aspectos tecnológicos de la planificación arquitectónica, y abandonó la Bauhaus en 1930 para ir a trabajar a Rusia. Su vinculación con el socialismo le pasaría factura a la escuela.

El último director de la Bauhaus fue precisamente Ludwig Mies van der Rohe, pero debido a la presión política, el centro fue cerrado en 1933 después de su traslado a Berlín. Precisamente este hecho forma parte del hilo conductor de la obra de Agustín Ferrer Casas. El constante recuerdo de dicho desalojo se va desgranando a lo largo de la historia. Y de manera paralela, se nos muestra el miedo que el arquitecto tenía al ascenso de Hitler y los nazis.

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Mies van der Rohe

Mies es el verdadero protagonista de la historia. Es un personaje que se quiere a sí mismo. A ratos puede llegar a ser aborrecible, despreciable y fanfarrón. Es una persona que abusaba del alcohol y que no supo mantener relaciones duraderas. En el cómic, con evidentes licencias del autor, que el mismo reconoce en los créditos finales, se nos muestra a un Mies mujeriego y falto de empatía. Y pese a todo, y sin lugar a dudas, Mies van der Rohe es uno de los grandes arquitectos del siglo XX.

mies

Empezó coqueteando con un estilo puramente neoclásico (la Casa Kempner); pero pronto comenzó su verdadera producción arquitectónica. Una negación rotunda a la imitación de los estilos históricos y un empeño en utilizar los nuevos materiales y las nuevas técnicas. Su monumento a Kart Liebknecht y Rosa Luxemburg, realizado en ladrillo en 1926 y destruido por los nazis, todavía hoy es considerado uno de los grandes monumentos del siglo XX. Así como la casa Farnsworth, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura racionalista de Mies, y que tiene su propio hueco en el cómic. Como curiosidad, una recreación de esta casa fue usada en la película de la liga de la justicia de Zack Snyder.

mies
Zach Snyder documentándose para la película, fotografiando la casa Farnsworth

Mies van der Rohe, el arquitecto de los burgueses

Mies se convirtió pronto en el arquitecto predilecto de los burgueses ricos. Y solo los estragos de la guerra le hicieron abandonar Alemania, ante la falta absoluta de encargos. Magnífica la imagen en la que Hitler pisotea en el suelo un proyecto de Mies.

En 1937 Mies se trasladó a EEUU, donde un año después fue nombrado director de lo que sería el Illinois Institute of Technology de Chicago (IIT); muy ligado a los proyectos urbanísticos de la época. Ya desde sus primeros encargos anunció lo que sería el planteamiento general de sus obras estadounidenses: un esqueleto de acero visto que encierra un volumen rectangular.

Al mismo tiempo, una serie de trabajos iniciaron la carrera en altura de Mies. Sus rascacielos fueron siempre iguales en sus elementos constructivos, pero diversos en su distribución.

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