Hay un antes y un después de Franquin en Spirou y Fantasio. Franquin evolucionó y se formó como dibujante al calor de una serie que él no había creado. Sin embargo, sería difícil valorar toda su etapa de la misma manera. Las primeras historias al frente de Spirou fueron su aprendizaje. De este modo, los integrales publicados por Dibbuks de manera cronológica nos sirven para ver el proceso de creación de uno de los autores clave del panorama europeo. Sería imposible entender el nivel tan alto que alcanzarían las aventuras de Spirou y Fantasio si desechásemos esas primeras historias. En adelante vamos a analizar uno a uno los ocho integrales que ocupan el periodo del Spirou de Franquin. Todo un universo queda por delante.
El Spirou de Franquin
Es sabido que André Franquin no creó Spirou. Ese honor lo tiene Robert Velter (Rob-Vel), que le dio vida y se ocupó del personaje entre 1938 y 1943. Y fue Joseph Gillain, (Jijé) quien creó a Fantasio un poco después. Franquin llegó a la serie en 1946, y no creó a ninguno de los dos personajes principales: pero desde el principio impuso su estilo y su impronta. Con Franquin, Spirou vivió su periodo más creativo hasta alcanzar el grado de mito actual. Pero es que al mismo tiempo, Franquin se desarrolló paralelamente como autor, convirtiéndose en el artista creativo que hoy todos reconocen. No podría entenderse Franquin sin Spirou; ni Spirou sin Franquin.
Franquin es un tipo hiperactivo, hiperproductivo e hiperimaginativo. Para él, el cómic es algo más que simple distracción. André Franquin nació el 3 de enero de 1924 en Bruselas. Tuvo una infancia normal, y desde muy joven supo que su vocación estaba en torno al dibujo. Y aunque su padre prefería que su hijo fuese ingeniero agrónomo, en 1942 le inscribió en la escuela de arte de Saint-Luc; para aprender dibujo clásico. Pero que duda cabe que la vocación de Franquin iba por otros derroteros.
Biografía de André Franquin
Sus primeros pasos lo dio el estudio Compagnie Belge d´Animation. Y tras su cierre entró a trabajar en la editorial de Dupuis de la mano de Jijé.
Muy pronto Franquin empezó a relacionarse con otros dibujantes hasta formar la famosa «banda de los cuatro» entre Franquin, Jijé, Will y Morris. Los cuatro fundadores de la escuela de Marcinelle.
Curiosamente, a partir de 1955 Franquin también trabajará para la competencia, para la revista Tintín. Para ellos dibujará la serie Modesto y Pompón, con guion de Peyo, Goscinny, Greg, y el propio Franquin. Serie que en 1959 traspasó a Dino Attanasio después de una larga negociación. Como curiosidad, durante un tiempo Greg, de plena confianza de Franquin, se encargó de los guiones. Parece como si incluso desde la lejanía, Franquin se siguiera preocupando por el devenir de sus creaciones.
En 1961 tuvo una profunda depresión que marcaría el resto de su obra. En 1968 abandonó Spirou; dejando la serie en manos de su colega Fournier. Más tarde dejaría Tomás el Gafe. Y en 1977 creó su serie Ideas Negras, de humor salvaje y amargo. Murió en 1997 víctima de un infarto.
El estilo del Spirou de Franquin
El estilo personal de Franquin siempre estará muy alejado de los cánones convencionales de la historieta infantil-juvenil de la época; y transmitirá a Spiro y Fantasio una narrativa muy particular, caracterizada por la aparición de una serie de personajes secundarios con mucha fuerza. Veamos a continuación más sobre el estilo de Franquin.
Los personajes en el Spirou de Franquin
Una de las facetas más interesantes de Franquin es el tratamiento de los personajes. Cogió una serie con personajes que respondían a los estereotipos típicos, y les dio la vuelta. Y además creó a su alrededor todo un universo de personajes secundarios.
- Spirou es el héroe perfecto, recto, fiel, valiente, siempre sabe qué decir y cómo actuar.
- Fantasio es el contrapunto a Spirou, es colérico, le dan ataques de rabia, tiene vicios y en ocasiones se pone al borde de la ley.
- Spip, por su parte, es perezoso, gruñón, y siempre escurre el bulto.
Los tres personajes se compenetran a la perfección. Y alrededor de ellos Franquin creó una galería de personajes secundarios que le dieron vida propia a la serie: el Marsupilami, Zantafio, Seccotine o el conde Champignanc, son solo algunos de ellos; a los recurrirá constantemente en sus historias, desarrollando su personalidad.
Nuevos escenarios
Qué duda cabe que otro de los grandes aciertos del Spirou de Franquin fue la creación de escenarios recurrentes a los que mandar a Spirou y Fantasio. Muchas de sus aventuras tendrán lugar en Champignac o Palombia; lugares a los que supo dotarle de vida propia. Franquin creó todo un universo reconocible alrededor de Spirou y Fantasio.
El Marsupilami, la gran creación del Spirou de Franquin
La gran creación de Franquin fue el Marsupilami. Un personaje que bien valía una serie. De hecho, cuando Franquin se marchó de Spirou, se llevó consigo al Marsupilami, le hizo serie propia, y nunca más volvió a aparecer en las aventuras de Spirou y Fantasio como personaje recurrente. (Nota: en el 2018 vuelve a aparecer de la mano de Yoann y Vehlmann). El Marsupilami, sin llegar a ser del elenco protagonista, se ganó rápidamente al público; que se preocupaba cuando no salía en una aventura. E incluso otros autores no dudaron en sacarlo en sus series, como Roba con Bill y Bolita.
Pero, ¿Qué es el Marsupilami? El Marsupilami es un animal difícil de clasificar. Aunque por su nombre parece un marsupial (de la familia de los canguros), no parece nada claro. Pertenece a la familia de los vertebrados, eso es indiscutible. Y tiene aspecto de primate.
Sin embargo, también sabemos que es un anfibio y puede respirar debajo del agua; posee una larga cola que maneja a su antojo; es obstinado; excava túneles; puede repetir palabras como un loro; manifiesta distintos sentimientos; tiene un sentido de la orientación excelente; entiende el humor; posee un olfato de sabueso; y es ovíparo. Solo se conoce una especie, procedente de la selva de Palombia. Se alimenta de pulgas, avellanas y pirañas. Y algunos ejemplares pueden salir de color negro. Sin duda, es la gran creación del Spirou de Fraquin
El Spirou de Franquin: un universo muy recurrente
Una de las facetas que más llaman la atención de Franquin es su constante alusión a historias y tramas anteriores. Franquin creó todo un universo de personajes y escenarios a los que constantemente regresaba. Pero más allá de volver a utilizar los personajes, las tramas que construía no caían en saca roto. Para Franquin, la continuidad en su historia era muy importante y se afanó en respetar las tramas, los personajes y los hechos. Así por ejemplo, el malvado primo de Fantasio, Zantafio, se queda en la isla de Palombia en Los herederos; y algunas tramas después vuelve a aparecer en El dictador y el champiñón, dándole sentido al tiempo transcurrido.
O en La guarida de la morena, aparecen nuevamente el fantacóptero (Los herederos), y el metomol (El dictador y el champiñón). Por no hablar de elementos que una vez que aparecen se convierten en una constante del universo de Spirou, como el turbotracción o el propio Marsupilami.
Esta obsesión por mantener la continuidad de la serie aporta una cronología que nos permite ubicar cada suceso dentro del universo del Spirou de Franquin.
Historias encadenadas
A Franquin no le gustaba conocer el final de sus historias cuando empezaba a dibujar; le gustaba practicar la improvisación. Y fruto de ella sus historias cambiaban constantemente de escenarios. En Los herederos Franquin nos cuenta tres historias radicalmente diferentes, unidas por un único vehículo conductor: una herencia. Y en El cuerno del rinoceronte, Spirou y Fantasio pasan de la gran ciudad a África del Norte, y de ahí a una reserva natural centroafricana. El cambio en la historia fue tan radical que hizo que Franquin cambiara el nombre del álbum.
Ritmo narrativo del Spirou de Franquin
En plena madurez narrativa, Franquin supo mantener el ritmo de sus historias, como pocos autores de la época. Incluso cuando el editor de la revista Spirou le hizo publicar siete tiras a la semana, a razón de cuatro tiras por página, Franquin fue capaz de multiplicar los momentos culminantes; utilizando técnicas más propias de las típicas tiras de prensa diaria, que siempre buscaban mantener en vilo al lector. En lugar de centrarse en el conjunto del álbum, Franquin siempre procuró una lectura activa de sus historias, en las que el lector disfrutase de cada página.
Obsesión por los automóviles
Franquin era un entusiasta por la automoción, y en sus historias siempre estuvieron presente los grandes vehículos de carreras. De hecho, en su primera historia larga, Los herederos, Fantasio correrá en un grand prix. Y poco después, en El cuerno del rinoceronte, Spirou y Fantasio conseguirán nada más y nada menos que correr en el nuevo modelo del turbotracción, después de resolver un caso de espionaje industrial ambientado en el mundo de la automoción. Y no serán los únicos vehículos que veamos en el Spirou de Franquin.
Spirou y Fantasio. Integral 1 – 1946-1950
En estas primeras historias, pese a la lógica falta de madurez del artista, ya se empiezan a apreciar algunas de las señas de identidad del autor. El uso constante de los gags, y ese dibujo que mezcla caricatura con realismo. El ritmo de la historia es acelerado, introduce situaciones cotidianas, aparecen numerosos niños en las historias, e incluso el uso inteligente del humor negro. Falta todavía bastante para sus mejores historias, pero ya se empieza a reconocer al magnífico autor en el que se iba a convertir Franquin.
Las primeras historias del Spirou de Franquin
En este primer integral se publican las primeras historias de Franquin de manera cronológica. Su primera aventura es El tanque (1946). Se trató de una prueba al margen de lo que Jijé estaba publicando en la revista Spirou. Y una prueba que pasó con creces, puesto que inmediatamente se hizo con el testigo de Jijé, en medio de una historia ya empezada: Spirou y la casa prefabricada (1946). Franquin tuvo que continuar una nueva aventura de Spirou sin que el lector apreciara el cambio de dibujante; una auténtica proeza.
A partir de aquí Franquin se ocupará de numerosas ilustraciones para las cabeceras de la serie y las cubiertas de los retapados. Y mientras piensa una nueva historia larga, improvisará historias cortas para la primera página de la revista Spirou. Son historias sencillas, improvisadas, y muchas veces una historia le sirve para varias semanas: Un farmacéutico espabilado (1946), La señora mayor (1946), La visita de San Nicolás (1946) o Spirou en la playa (1947). Sin duda, son las peores historias de Franquin, pero es una oportunidad de oro para conocer su evolución. Estas historias vieron la luz entre 1946 y 1947.
La herencia (1946), primera aventura larga
Entre 1946 y 1947, Franquin publicó su primera aventura larga, La herencia (1946). Esta aventura responde a la historia clásica de la herencia de un familiar lejano que te lleva hasta una mansión llena de secretos familiares, intrigas y situaciones de terror. Una historia alejada de censuras y moralismos, en donde podremos ver a los personajes llenos de arrebatos de cólera, brutalidad animal, uso de armas, e incluso abuso del alcohol. Algo que años más tarde sería impensable.
La aventura comienza con la noticia del fallecimiento de un lejano pariente de Spirou, que le deja como único heredero su viejo caserón, lleno de cabezas de animales disecadas, misteriosos objetos, botellas de alcohol, y un oscuro secreto: la promesa de un tesoro que les pondrá rumbo a África. Allí entrarán en contacto con los peligros del África ecuatorial: los animales salvajes, las tribus, brujería, y los intereses comerciales. Una aventura muy interesante que nos recuerda irremediablemente a otras historias clásicas de la BD como Tintín en el Congo. Salvando las lógicas distancias.
Radar el robot (1947)
En esta aventura, Spirou y Fantasio están de vacaciones en un pequeño pueblo, cuando son testigos de un asombroso acontecimiento. Un coche circula sin conductor y tiene atemorizado a los habitantes del pueblo. Pero pronto nuestros aventureros descubren la verdad. El vehículo está teledirigido por el profesor Samovar, un científico loco que busca conquistar el mundo con sus inventos.
Una historia muy interesante en donde aparece una crítica muy explícita a la dejación de funciones por parte de las administraciones, y a la incapacidad para tomar decisiones coherentes en momentos de crisis.
Franquin continuará la historia del profesor Samovar en Los planos del robot (1948); otra aventura corta en la que unos ladrones tratan de hacerse con los planos del profesor.
Ciertamente, estas dos aventuras tienen bastante parecido con lo que veremos más adelante en su espléndida Hay un brujo en Champignac. El entorno rural, el científico «chiflado», o los habitantes del pueblo como actores secundarios, son algunos de los parecidos. Parece como si en cierto modo en la cabeza de Franquin ya le rondara el universo de Champignac.
Otras aventuras cortas del Spirou de Franquin
Las dos siguientes aventuras son dos relatos cortos: Spirou sube al ring (1948), y Spirou monta a caballo (1949); en donde se explota el lado cómico. En la primera historia Spirou se relaciónará con gente de la calle, maleantes, bribonzuelos y gamberros de poca monta. Tendrá lugar un combate de boxeo que le enfrenta al gamberro y tramposo Peloduro.
Spirou y los pigmeos (1949)
Posiblemente sea la historia más elaborada de Franquin hasta el momento. Spirou se encuentra un leopardo mientras pasea por el bosque y decide adoptarlo hasta que encuentren a su dueño; que resulta ser el emperador de la isla de Lilipanga, en pleno corazón africano, en la desembocadura del río Congo. Y allí que viajan nuestros jóvenes aventureros en calidad de reporteros. Lilipanga es un lugar hermoso que la guerra ha convertido en un verdadero infierno. La isla está poblada por dos tribus pigmeas enfrentadas entre sí por el color de la piel y conflictos territoriales.
Una aventura en la que Franquin introduce temáticas muy interesantes: el choque cultural, el racismo, el paternalismo y los intereses económicos del hombre blanco en África. Una historia que nos vuelve a recordar muchísimo a Tintín en el Congo. Eso sí, como no podía ser de otro modo, la aventura se desarrolla en clave de humor.
👉 Si te interesan historias que aborden la temática del Congo desde una perspectiva más adulta, no te pierdas Katanga.
Los sombreros negros (1950) y Misterio en la frontera (1950)
Termina este primer volumen integral con otros dos relatos: Los sombreros negros, en el que Spirou y Fantasio tienen que ir de reporteros hasta Texas para hacer un reportaje sobre el lejano oeste y el fenómeno de los vaqueros. Una aventura muy divertida en el que Franquin introduce gags criticando el turismo de masas, consumista de estereotipos.
Misterio en la frontera es otra simpática aventura en donde Spirou y Fantasio tendrán que resolver un caso sobre tráfico de estupefacientes.
Con esto, se termina la recolección de los primeros trabajos de Franquin. Y aunque distantes de la excelencia que alcanzaría la serie más adelante, ya se intuye la calidad del autor. Historias frescas, divertidas, alegres, sin grandes alardes, pero en donde ya se percibe el germen del éxito.
- Spirou y Fantasio. Integral 1 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 1. Franquin)
- André Franquin (guion, dibujo, tinta); Jijé (dibujo)
- Traducción: Lorenzo F. Díaz
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Editores: Ricardo Esteban Plaza y Marion Duc
- Dibbuks
- 2017
Spirou y Fantasio. Integral 2 – 1950-1952
En este segundo integral, aparece la magia del universo de Franquin. Donde antes había tres viñetas por línea, ahora aparecen dos; pro
vocando que el dibujo pueda expandirse gracias al espacio que dejan viñetas más grandes. En lugar de una página semanal, la serie tiene ahora dos. Los gags se vuelven más inteligentes. Las aventuras más extensas. Y todo un universo de lugares, villanos y personajes secundarios aparecen alrededor de Spirou y Fantasio. Bienvenidos al mundo de Franquin.
Hay un brujo en Champignac (1950)
En este álbum conocemos a la aldea de Champignac, sus caminos, sus calles y su gente; y por supuesto conocemos también el castillo. Y respecto a los personajes, aparecen el alcalde con sus discursos grandilocuentes; o el conde Champignanc con sus inventos. En definitiva, un universo rico e imaginativo, muy alejado de los estereotipos que habían caracterizado a la serie hasta el momento; y a la altura de la madurez que empezaba a caracterizar a Franquin.
Ya no es una sucesión de gags; ahora nos encontramos ante un cómic maduro e inteligente. Prácticamente cada viñeta está llena de detalles inspirados en elementos reales. El castillo de Champignac tiene su modelo real en el castillo de Skeuvre en Natoye (Bélgica); el parque de Bruselas también le sirve de inspiración; o los policías típicos de la ciudad de Bruselas, con su esclavina negra y su casco. Incluso el taxi que utilizan para llegar a la ciudad.
La trama del álbum gira en torno a unos extraños acontecimientos que están teniendo lugar en el tranquilo pueblo de Champignac, en donde los animales tienen comportamientos extraños. Las pistas parecen llevar al castillo del conde de Champignac; pese a que los aldeanos ya habían culpado a un gitano nómada, recién llegado al pueblo. La trama se irá complicando, aparecerán en escena diversos personajes, y distintas situaciones. Y al final, tendremos la sensación de haber asistido al nacimiento de algo muy grande.
Spirou y los herederos (1951)
En la siguiente aventura de Franquin, Zantafio y Fantasio reciben la noticia de la muerte de un tío lejano; y como herederos, deben competir por resolver tres pruebas. El ganador de las tres recibirá íntegramente la herencia.
La primera prueba será inventar algo que haga la vida más fácil. Fantasio probará con varios inventos: un limpiaparabrisas para gafas, un artefacto que permite saludar con el sombrero sin usar las manos, o un dispositivo para aparcar coches en espacios estrechos. Finalmente será el ganador de la primera prueba con el fantacóptero, un invento singular que podría haber funcionado en la vida real.
La segunda prueba será conseguir quedar entre los seis primeros de algún grand prix. Con muchas trampas y engaños, esta prueba será para Zantafio.
Finalmente, la tercera y última prueba será capturar un marsupilami y donarlo a un zoo. El marsupilami es un enigma de la naturaleza, cuyas descripciones parecen pura fantasía. Vive en la selva de Palombia, la más pequeña de todas las repúblicas sudamericanas. Tiene mucha habilidad y agilidad; y se alimenta de avellanas y pulgas. Serán Fantasio y Spirou los que logren hacerse con el marsupilami; aunque será una victoria amarga.
En esta historia aparecerá un villano muy recurrente: Zantafio, que acabará convirtiéndose en la némesis de Spirou; un escenario en donde tendrán lugar muchas de las aventuras de Spirou y Fantasio: Palombia; y un personaje que se convertirá en el alma de la serie: el marsupilami. Estamos por lo tanto ante uno de los títulos fundamentales.
Los ladrones del Marsupilami (1952)
Como continuación de la historia anterior, Spirou y Fantasio se sienten mal por haber dejado al Marsupilami encerrado en un zoo, y deciden rescatarlo. Sin embargo, alguien se les adelanta y roba al marsupilami, para luego vendérselo al malvado Zabaglione, y explotarlo en el zoo. Spirou y Fantasio se enfrascarán en una aventura que les llevará hasta la ciudad de Magnana para rescatar al Marsupilami de las garras de Zabaglione. Como curiosidad, después de Zantafio, aparece en la historia otro malvado cuyo nombre empieza por Z. Y no será el último.
Con estos dos álbumes, el lector puede asistir al nacimiento de un personaje clave de la serie: el Marsupilami. Franquin siempre tendrá un aprecio especial por su creación, e incluso cuando abandonó la serie se quedó con sus derechos y siguió publicando historias en solitario del simpático animal. Con su cola prensil, y su agilidad similar a un simio, este animal salvaje se ganará desde el primer momento el corazón de los lectores.
- Spirou y Fantasio. Integral 2 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 2. De Champignac au Marsupilami)
- André Franquin (guion, dibujo, tinta); Yvan Delporte (guion); Jean Darc (guion)
- Traducción: Lorenzo F. Díaz
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Editores: Ricardo Esteban Plaza y Marion Duc
- Dibbuks
- 2018
Spirou y Fantasio. Integral 3 – 1952-1954
Uno de los mejores integrales de la serie, en el que conoceremos a personajes propios del universo de Franquin como Seccotine, y volveremos a ver a otros como Zantafio. Podremos volver a ver a nuestros aventureros en África, se enfrentarán a terribles delincuentes, e incluso tendrán que acabar con los planes de un malvado dictador.
El cuerno del rinoceronte (1952)
Un álbum muy interesante. Todo comienza con Fantasio y Spirou probando su invento del fantacóptero con el objetivo de hacer un reportaje para el periódico Le Moustique; con persecución incluida. Y termina con ambos viajando hasta el corazón de África para tratar de resolver un caso de espionaje en la industria automovilística, que afecta a la empresa Turbot.
Como curiosidad, originalmente la historia empezó llamándose Spirou y el turbotracción, aunque finalmente se desechó la idea; fruto de esa tendencia a la improvisación propia de Franquin.
En este álbum aparece también Seccotine, una mujer de armas tomar. Se trata de un personaje femenino muy singular. Una periodista que rivaliza con Fantasio, y que se viste con ropa recatada y rasgos casi andróginos; pues de otro modo, quizás no hubiera pasado los cánones estrictos de la época, para permitir que un personaje femenino saliera en publicaciones infantiles/juveniles. Hay quien ha señalado a Franquin como un adelantado a su época, mostrando en Seccotine a una mujer empoderada y feminista, muy alejada de los cánones habituales de la época.
No podemos terminar con este álbum sin mencionar la intromisión de la «comisión de control de las publicaciones destinadas a la juventud», que censuró de manera absurda una persecución con pistolas en las manos. Franquin siempre fue muy crítico con cualquier tipo de censura.
El dictador y el champiñón (1953)
Franquin era un pacifista; y en esta historia quedó muy clara su postura frente a la guerra y las dictaduras. Como en otras ocasiones, Franquin inserta varias historias en una. Comienza la aventura con la visita de Spirou y Fantasio al conde de Champignac, a quien le han confiado el Marsupilami. El conde, les enseña su nuevo invento: el metomol. Un gas muy potente que vuelve blando cualquier metal. A partir de aquí una sucesión de escenas se encadenan en las que el Marsupilami hará de las suyas por Champignac.
En la segunda parte de la historia, Spirou y Fantasio viajan hasta Palombia, para devolver al Marsupilami a su hábitat natural.
Finalmente, en Palombia, descubren que un tal general Zantas ha protagonizado una revolución en el país; y con el apoyo del ejército ha dado un golpe de Estado y gobierna con una dictadura. Además, descubrirán que este enigmático Zantas no es otro que Zantafio; al que perdieron su pista precisamente en la isla de Palombia. Zantas gobierna con mano firme, y ambiciona expandirse a través de la guerra, con el objetivo de atesorar mayores riquezas.
Momento clave será el discurso sobre el púlpito del general Zantas, que recuerda mucho a la de otros generales históricos como Mussolini o Hitler.
La máscara (1954)
En La máscara, Franquin creó una historia de misterio y acción policíaca; un thriller psicológico como no había hecho hasta ahora. Posiblemente fue su primera obra en la que, lejos de la improvisación, había un plan premeditado. Sabía qué quería contar, y cómo quería contarlo. El extraño robo de una máscara egipcia apunta a Fantasio como el principal culpable. A partir de aquí la trama se irá complicando como si de una película de Alfred Hitchcock se tratase.
- Spirou y Fantasio. Integral 3 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 3. Voyages autour du monde)
- André Franquin (guion, dibujo, tinta); Maurice Rosy (guion)
- Traducción: Lorenzo F. Díaz y Diego Álvarez
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Editores: Ricardo Esteban Plaza y Marion Duc
- Dibbuks
- 2018
Spirou y Fantasio. Integral 4 – 1954-1956
El salto de calidad ya es evidente en Franquin. Sus guiones son una delicia; y el aspecto visual no se queda atrás. Definitivamente, Franquin ha creado un universo propio para los personajes de Spirou y Fantasio. Y por si fuera poco, el Marsupilami se convierte de manera definitiva en un personaje fijo de la serie; y poco a poco iremos conociendo más detalles sobre sus habilidades.
La guarida de la morena (1954)
En los años cincuenta el mundo occidental vivía fascinado por las profundidades marinas. Exploradores como Jacques-Yves Costeau o Auguste Piccard, pusieron su ingenio y su audacia para explorar y descubrir nuevos horizontes marinos. Esta experiencia no pasaría inadvertida para el mundo del cómic. Así, emulando lo que ya hiciera Hergé con Tintín en El tesoro de Rackam el Rojo, Franquin hizo su propia contribución al rastreo de los fondos marinos con La guarida de la morena. Nuevamente nos encontramos una aventura policíaca en la que se mezcla una organización criminal, estupefacientes, intentos de asesinato, bombas, pecios marinos y un tesoro escondido.
Llama la atención que a partir de esta historia, Franquin tomara por costumbre tomar notas preparatorias para construir las tramas de sus álbumes. Aunque la improvisación siguió siendo una constante durante toda su etapa.
Y dos detalles curiosos. En este álbum conocemos un dato del Marsupilami que no conocíamos: se trata de un anfibio; y vemos algo que hoy día sería inadmisible en una publicación juvenil, a Fantasio comprando tabaco para su pipa y a Spirou tomándose su primer cigarrillo. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
El super Quick (1955)
De nuevo, otra aventura policíaca a las que Franquin empieza a cogerles el gusto. Una historia que mantiene la continuidad con aventuras anteriores (Los ladrones del Marsupilami); y en donde vuelve a aparecer la pasión de Franquin por los coches. Fantasio es invitado a escribir un reportaje sobre un nuevo modelo de coche, un Quickfluid de gran potencia. Sin embargo, pronto se verán metidos de lleno en una trama de robo de coches en extrañas circunstancias. Un relato más breve que los anteriores, pero igualmente brillante.
Los piratas del silencio (1955)
En 1955 Franquin compaginaba su trabajo para la revista Spirou con su colaboración en la revista Tintín. Fruto de este intenso trabajo pidió colaboración a sus amigos Maurice Rosy y Willy Maltaite para crear Los piratas del silencio. Ambos se encargarían del guion del álbum, y colaborarían con el dibujo. En el caso de Will, ya le había ayudado con la idea de El dictador y el champiñón, pero esta vez desarrollaría el guion completo. Algo que no era del gusto de Franquin.
Fruto de esta colaboración conoceremos una nueva faceta del Marsupilami: puede hablar; o más bien repetir palabras. Aunque lo cierto es que a Franquin no le convencerá esta nueva característica y no le dará demasiada continuidad en las siguientes aventuras.
La aventura gira en torno a la visita a Incógnito City, una ciudad misteriosa en la que los periodistas tienen prohibido fotografiar. A Fantasio le encargan un reportaje para la revista Spirou, pero se meterán en medio de problemas, como de costumbre.
Franquin vuelve a deleitarnos con una aventura policíaca. En esta ocasión, una banda de atracadores pretende robar a los grandes comercios de la ciudad; para ello secuestran al conde de Champignac y le obligan a usar su gas somnífero; lo que dejará hilarantes situaciones.
La mina y el gorila (1956)
En 1956 Franquin nos deleitó con La mina y el gorila. Una maravillosa aventura en la que Spirou y Fantasio se van de expedición al Congo Belga a fotografiar las famosas colonias de gorilas; que viven en el lado sur del monte Kilimakali.
Lo que podría haber sido un apasionante viaje para disfrutar de la naturaleza salvaje, se acaba convirtiendo en una nueva trama en la que nuestros aventureros tendrán que enfrentarse a unos secuaces que controlan una mina ilegal de oro; utilizando para ello mano de obra esclava.
Desde su llegada tendrán que sortear todo tipo de adversidades. El incendio de su coche; un sabotaje en un puente de madera; la desaparición de varios porteadores; incluso el ataque de los pacíficos Wagundus. Pero nada hacen desistir a nuestros aventureros que llegarán hasta el fondo del asunto.
Una historia magnífica en la que Franquin vuelve a hacer gala de su afición al mundo animal. Y en donde se retoma una vez más el tema de África. La aventura está llena de recursos muy curiosos: El Marsupilami vuelve a decir una palabra; los negros vuelven a ser retratados de manera cómica; veremos a Fantasio disfrazado de gorila, fumando pipa; y al Marsupilami enfrentándose a la fauna salvaje, león incluido.
- Spirou y Fantasio. Integral 4 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 4. Aventures modernes)
- André Franquin (guion, dibujo, tinta); Will (dibujo, tinta); Maurice Rosy (guion)
- Traducción: Lorenzo F. Díaz
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Dibbuks
- 2019
Spirou y Fantasio. Integral 5 – 1956-1958
Un integral con menos calidad que los anteriores, que incluye varios relatos cortos de Franquin; pero que sin embargo contiene la que para muchos es la mejor aventura de Spirou y Fantasio, El nido de los marsupilamis.
El nido de los marsupilamis (1956)
Estamos ante la que para muchos es la mejor historia de Franquin, y una de las mejores de toda la serie: El nido de los marsupilamis. El argumento es sencillo: Seccotine vuelve a adelantarse a Fantasio y presenta un documental; justo cuando Fantasio pretendía hacerlo de su última aventura con los gorilas en el Congo. El documental de Seccotine, sin embargo, pronto se ganará un hueco en el corazón de nuestros aventureros. Se trata nada más y nada menos que un documental sobre el día a día de dos ejemplares de marsupilamis, macho y hembra.
La historia tiene un registro muy diferente a todo lo anterior dibujado por Franquin. Se trata de una historia de amor entre una pareja de Marsupilamis. Narra el proceso de cortejo, enamoramiento, parto y crianza de los marsupilamis, en medio de los peligros de la selva palombiana. Una historia sin villanos ni complicadas tramas policíacas que desenmarañar. Sin grandes giros ni sorpresas. Una aventura simple pero que cautiva al lector desde el primer minuto.
Mención especial al jaguar, que tras salir derrotado de cada uno de sus ataques a los marsupilamis, va perdiendo su cola. O a los juegos, enredos y entrelazados de las colas de los marsupilamis, que cobran vida propia como un personaje más.
El viajero del mesozoico (1957)
En 1990 Michael Crichton escribía su Parque Jurásico. Una obra canónica que desató la fiebre por los dinosaurios. Pero tres décadas antes de que eso ocurriera, Franquin tuvo la feliz idea de traer un dinosaurio al mundo de Spirou y Fantasio: un plateosaurio.
El conde de Champignac encuentra en medio de una expedición al polo un huevo de dinosaurio, que se trae a Champignac, sin romper la cadena de frío. E invitará a un grupo de científicos, y a Spirou y Fantasio, para que contemplen el nacimiento del dinosaurio. Todo un avance científico. Sin embargo, por accidente, el pequeño dinosaurio entrará en contacto con uno de los sueros de crecimiento del doctor, y a la mañana siguiente tendrá dimensiones gigantescas. El dinosaurio se escapará y provocará el caos en el pueblo.
La obra, en un tono muy cómico, resulta muy interesante por varios aspectos:
- Sirve como pretexto para mostrar el antimilitarismo de Franquin. Los militares son presentados como unos ineptos incapaces de solucionar la crisis; e incluso confunden al dinosaurio con unas ruinas de un castillo del siglo XII que acaban derribando.
- Vemos el rechazo hacia la energía nuclear y las bombas de hidrógeno; no en vano, la única víctima accidental de toda la historia es el científico Sprtschk, un experto atómico que durante toda la aventura es tratado con cierta desgana por parte del conde de Champignac.
- Aborda asuntos psicológicos muy interesante como el comportamiento de la masa ante situaciones de pánico; o una interesante reflexión sobre la disyuntiva de conservar el patrimonio arquitectónico de la zona de Champignac, o la vida del propio dinosaurio.
- Y por último, en El viajero del mesozoico tiene lugar la primera aparición de Tomás Lagaffe en las aventuras de Spirou.
Relatos cortos (1957-1958)
No es habitual encontrar relatos cortos en el Spirou de Franquin. La gamba (1975), es un relato intrascendente de apenas dos páginas en el que Fantasio confunde el bote de crema solar con el bote de mayonesa, y acaba achicharrado por culpa del sol.
Otros dos relatos cortos, Fantasio y el sifón y Los patines teledirigidos, fueron publicados en 1957 en la revista Spiroupoche. Se trata de dos pequeñas historias cómicas. En ambas el protagonista principal es Fantasio, y el Marsupilami tendrá un papel fundamental en los gags.
Vacaciones sin aventuras es otra historia automovilística de Franquin, y una nueva aparición de Tomás Lagaffe.
La última de estas aventuras cortas del Spirou de Franquin es La feria de los gánsteres (1958), en la que Spirou y Fantasio se ven en medio de un conflicto entre un magnate del petróleo americano y el gánster Lucky Caspiano. Una aventura sencilla en la que Tomás Lagaffe tendrá ya un papel importante en el desarrollo de los hechos.
- Spirou y Fantasio. Integral 5 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 5. Mystérieuses créatures)
- André Franquin
- Traducción: Lorenzo F. Díaz
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Dibbuks
- 2019
Spirou y Fantasio. Integral 6 – 1958-1959
Para el año 1958 se producirá el inicio de la prolífica colaboración entre Fraquin, Greg y Jidéhem. Por entonces Franquin publicaba dos páginas de la serie de Spirou y Fantasio a la semana; un gag de Gaston; un gag de Modesto y Pompón para la competencia, la revista Tintín; hacía también la portada de la revista Spirou; varios dibujos sueltos interiores; y comenzó a publicar seis tiras semanales de Spirou para Le Parisien Liberé. Franquin se sentía agobiado con tanta carga de trabajo y empezó a delegar en sus colegas Michel Greg para los guiones, y Jidéhem para los fondos. El fabuloso resultado lo tenemos en este volumen integral.
Además, en este volumen integral podremos ver también las historias que Franquin escribirá para Le Parisien Libéré con la colaboración de Riba (Bill y Bolita) en el dibujo, y Greg en los guiones. Son Tembo Tabú, Los hombres brubuja y Las miniaturas. Las tres fueron publicadas años después en la revista Spirou, cuando ni el propio Franquin estaba ya en la revista.
El prisionero de Buda (1958)
El prisionero de Buda será el inicio de la colaboración asidua entre Jidehem, Greg y Fraquin. Una verdadera delicia de historia. Una obra que nos muestra una vez más el sentimiento pacifista de Franquin, en el contexto histórico de la Guerra Fría. Un álbum en el que mezcla comunismo, espionaje americano y misiones científicas. Franquin muestra claramente su intención de no simplificar el guion.
Comienza la aventura con la visita inesperada de Spirou y Fantasio al Conde de Champignac. Pero las cosas no empiezan bien: la vegetación del jardín está más crecida de lo normal, como el jardín del Profesor Ogro; y el Conde parece tener visita. Tras el susto inicial, el Conde les explica que se aloja en su casa a un colega científico ruso, de nombre Nicolás Nicolaeievich Inovskyev; porque quiere preservar su gran invento: un aparato que emite ondas que altera la gravedad, el tiempo atmosférico o el crecimiento de los seres vivos. Se trata de un generador atómico gamma (GAC), y tanto los chinos como los rusos quieren hacerse con el invento.
Al final una cosa les lleva a otra, y acaban viajando a la ciudad ficticia de Hoink-Oink, en China, en donde se encuentra el valle de los siete budas. ¿El objetivo de la misión? Salvar a otro colega científico, Longplaying, que también conoce los secretos del GAC, y así evitar que caiga en malas manos el invento. La paz en el mundo depende del éxito de la misión.
Una aventura llena de gags fantásticos, y con un dibujo espectacular. Como curiosidad, los caracteres chinos que aparecen son inventados o copiados por Franquin, pero carecen de sentido.
Spirou descubre Europa (1958)
Esta historia se incluyó en el número especial de la serie Les belles histories de l´Oncle Paul, como motivo de la Exposición Universal de Bruselas. Spirou y Fantasio viajarán a Bruselas para visitar el edificio de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y el Acero). Una pequeña aventura que no se incluyó en la revista Spirou, y en la que se habla de los orígenes del futuro de Europa.
Tembo Tabú (1959)
Spirou y Fantasio se adentran nuevamente en una aventura por el corazón de la selva, enfrentándose esta vez a terribles elefantes rojos, gigantescas colonias de hormigas, plantas carnívoras y una red de explotación indígena. Una historia breve en la que se nota como Franquin cedió los lápices al joven Roba. Los pigmeos, los bandidos, las plantas carnívoras o los elefantes son obra suya. Una trama en la que se vuelve a denunciar el paternalismo europeo y la explotación indígena. Y en la que volvemos a conocer una nueva habilidad del marsupilami: le encanta comer hormigas.
Como curiosidad, Franquin dibujó para este número una serie de sombras chinescas en el margen superior de cada página, y que hace las veces de aventura dentro de la propia aventura.
Spirou y los hombres burbuja (1958)
En esta historia se recupera a un viejo villano, John Helena, alias La Morena, que en La guarida de la morena tenía una red de tráfico de estupefacientes, cuya base de operaciones era un barco hundido en el mar. Al final de la historia Helena era capturado y entregado a las autoridades, y en este número se escapa de la cárcel. Sin embargo, muy pronto es noqueado y entregado nuevamente a la justicia. ¿Quién ha sido capaz de detener tan fácilmente a la Morena? Spirou sospecha de que alguien está usando nuevamente la antigua base de operaciones sumergida en el agua, y comienza sus habituales investigaciones. Una aventura frenética de final insospechado. ¿Quiénes serán los hombres burbuja?
Las miniaturas (1958)
Un thriller brillante en el que Fantasio sufre las terribles consecuencias de un invento que le ha reducido a una figurita de miniatura. Una historia en donde nada es lo que parece. Se trata de la última de las tres historias que fueron publicadas en Le Parisien Libéré, con un brillante guion de parte de Greg. Spirou y Fantasio vuelven a Champignac, y vemos nuevamente al Conde, al alcalde y sus discursos; así como a diferentes champignacienses como el farmacéutico o el fotógrafo. Una historia brillante, con un ritmo trepidante, y que te mantiene en vilo durante toda la lectura. Franquin y sus colaboradores se entienden ya a la perfección, y eso se nota en cada cómic que publican.
- Spirou y Fantasio. Integral 6 (Spirou et Fantasio. L´intégrale 7. Inventions malefiques)
- André Franquin (guion, dibujo, tinta); Jidehem (fondos); Greg (guion); Roba (tinta)
- Traducción: Lorenzo F. Díaz
- Diseño y rotulación: Fernando Fuentes
- Dibbuks
- 2020
Spirou y Fantasio. Integral 7 – 1959-1960
Para finales de los años 50 Franquin empezaba a mostrar señales de agotamiento. Coordinaba la revista Spirou, ilustraba las primeras planas de la revista, se encargaba de la publicidad, y de las propias aventuras de Spirou y Fantasio; así como de su nueva creación, Gastón. No es extraño pues, que Franquin recurriera a las colaboraciones con cada vez mayor frecuencia. Así formó un equipo de muchos quilates con Jidéhem, Roba, Denis y Greg. Y aunque nunca llegó a considerarse unos «Estudios Franquin», los resultados fueron notables. Este integral da buena cuenta de ello.
Curioso en este sentido la anécdota que relata Jidéhem sobre el proceso de selección de sus colaboradores; y que podemos leer en los extras del presente integral. Lo primero que pedía era dibujar una bicicleta de memoria. Si lo conseguían, empezaban a hablar.
Disfruten de este integral, porque sin duda están ante uno de los momentos más trascendentales del Spirou de Franquin. La etapa llega a su recta final, pero lo hace a lo grande. Denle la bienvenida a Zorglub.
La llamada del miedo (1959)
Una historia más corta de lo habitual en el Spirou de Franquin, de apenas 13 páginas; con guion de Greg, fondos de Jidehem, y con el clásico El doctor Jekyll y Mr. Hyde como inspiración. En ellas, Champignac será víctima de uno de sus inventos. Su metedura de pata ya no será motivo de risa; sino que dará pánico y terror pensar en las consecuencias. Sin duda, la evolución de la serie con Franquin ya parece irreversible.
En cierto modo, este álbum refleja el miedo y el respeto con el que la sociedad europea vivía los adelantos tecnológicos a comienzos de los años sesenta. Un relato que refleja las contradicciones de la evolución científica en el mundo. El universo de los champiñones deja de ser cómico, y ahonda en el terreno del terror. Este álbum sirve también para introducir al lector en el cambio que se va a producir en la serie, con la llegada de la antítesis de Pacome de Champignac. Nos referimos a Zorglub; el gran villano del Spirou de Franquin.
Z de Zorglub (1960)
Paranoico, malpensado, narcisista, ridículo, vengativo y muy creativo. Así es Zorglub, el villano perfectamente imperfecto de Spirou. Un tipo fascinante que hipnotiza al lector. Y alrededor de él se erige todo un universo que incluye la zorlgengua (un idioma propio que se lee al revés), los zorghombres y el zorgmundo (todo un universo científico que incluye naves, edificios y armas tecnológicas).
Se ha dicho muchas veces que la creación de Zorglub y de su universo tiene mucho que ver con la muerte de Stalin, el socialismo y la guerra fría. Supervillanos, clonación, enajenación, dominio del mundo, totalitarismo, personaje con delirios de conquista mundial. Sin duda no van muy desencaminadas las teorías que así lo afirman.
En realidad los dos álbumes en los que se crea el personaje están concebidos como un díptico. El primero de ellos, Z de Zorglub, es uno de los míticos álbumes para todo aficionado de Spirou. No en vano, el encanto y la atracción que desprende el personaje de Zorglub es innegable. Es, junto al Marsupilami, la gran creación de Franquin. La adoración por el personaje llega al extremo que muchos no lo ven como un villano, sino como un personaje algo excéntrico que rivaliza con Pacome.
¿El mejor álbum del Spirou de Franquin?
En cualquier caso, estamos ante un álbum redondo. Una obra maestra de la bande desinée. Misterio, acción, tensión, personajes muy bien definidos, y un argumento hilvanado de tal manera que provoca que no despegues los ojos de las páginas hasta que terminas de leerla. Y todo ello aderezado con los habituales gags de la serie: persecuciones, golpes, confusiones, las peroratas del alcalde, o las intervenciones de Spip, se unen ahora a la torpeza de Zorglub.
Se trata además de una obra muy interesante que nos ofrece una curiosa visión sobre el totalitarismo y la megalomanía a través del personaje de Zorglub. La visita de Spirou y Pacome a Zorglandia ofrece numerosas situaciones que dan pie a debates y reflexiones. Siendo la más interesante acerca de los límites de la ciencia, y el consiguiente debate entre la necesaria preservación de nuestro medio en confrontación con los adelantos tecnológicos. Un debate que Franquin abrió en 1960 con Z de Zorglub y que todavía está muy candente.
La sombra de Z (1960)
Otro de los grandes álbumes del Spirou de Franquin. Traducido originalmente como El retorno de Z, estamos ante un álbum trepidante, digna precuela de Z de Zorglub. Pero lo cierto es que es muy importante una buena traducción, porque de lo contrario se pierden matices cruciales; en este caso la portada del álbum original nos da muchas pistas. Pero no adelantemos acontecimientos y disfrutemos de esta obra maestra en formato díptico.
El arrepentimiento final de Zorglub parece cerrar un arco. Ha jurado liberar la mente de los zorghombres, parar sus experimentos y destruir sus instalaciones. Pero nada más lejos de la realidad. Descubriremos que queda Zorglub para rato.
Spirou, Fantasio y el Conde regresan a Champignac y se encuentran a todo el mundo paralizado por culpa de las acciones del policía Jerome cuando estaba con los efectos de la zorglonda. Pero Pacome se pondrá manos a la obra e inventará un tratamiento para devolverle la movilidad a toda la población; al mismo tiempo que neutralizan el efecto de la zorglonda en Jerome. Todo parecía ir normal hasta que Zorglub reaparece a lo grande en Champignac haciendo gala de sus inventos.
¡Vaiv Bulgroz!
Orgulloso, prepotente y vanidoso, Zorglub no perdona que el conde de Champignac le obligara a destruir sus fabulosas instalaciones, devolverle sus vidas a los zorghombres, y destruir todas las bases. Todas excepto una, que logró salvarla ya que recobró la conciencia justo a tiempo. Y ahora a vuelto solo para echárselo en cara Pacome, y recuperar el zorgmóvil que se llevaron. Una idea descabellada solo a la altura de Zorglub.
Al igual que ocurriera en Z de Zorglub, la historia es frenética y no da un respiro al lector. Persecuciones en el aire de cazas, secuestro de portaviones, los ingeniosos gags de Spip, el regreso a Palombia, y la reaparición del clásico general Zantas; el mismísimo Zantafio. Se podría decir que el proceso de recuperación del personaje se inscribe dentro del proceso de desnazificación que vivió Europa y Alemania.
No podemos decir más que ¡VAIV BULGROZ!
- Spirou y Fantasio. Integral 6 (Spirou et Fantasio L´intégrale 7. Le mythe Zorglub)
- André Franquin(guion, dibujo, tinta); Jidehem (fondos); Greg (guion); Roba (tinta)
- Traducción: Fabián R. R. Piastri
- Diseño y rotulación: Cristina Fernández
- Dibbuks
- 2021
Utilidad didáctica del Spirou de Franquin
El universo de Spirou y Fantasio es enorme y muy creativo; y nos ofrece una gran variedad de lecturas. Un cómic lleno de aventuras, intriga, suspense, risas, y por supuesto, interés histórico. Las aventuras de Spirou y Fantasio tienen numerosos contenidos que pueden ser de mucha utilidad en las clases de historia. Os dejamos aquí algunas ideas que sirven como botón de muestra.
Racismo, xenofobia e imperialismo
Un recurso muy habitual en los cómics de Spirou y Fantasio. En La herencia (1946), Spirou y Fantasio viajan hasta África, y conocerán de primera mano a las tribus africanas. La forma en la que se presentan están llenas de los típicos estereotipos de la época: canibalismo, color de la piel, brujería, animales salvajes, etc.
En Spirou y los pigmeos (1949), volvemos a encontrarnos a nuestros aventureros en pleno corazón africano, en la isla de Lilipanga, en la desembocadura del río Congo. Una historia en la que se critica el paternalismo por parte del hombre blanco occidental hacia los africanos. Muy curioso la forma en la que juega con el color de la piel de las dos tribus es magnífica. A través de un divertido gag, hace una crítica al color de la piel, que difícilmente pasaría los estrictos cánones actuales de lo políticamente correcto.
Volveremos a ver una tribu africana en El cuerno del rinoceronte (1952), en donde hacen gala de sus prácticas salvajes.
Y nuevamente en La mina y el gorila (1956), en donde un safari fotográfico acaba desenmascarando una trama criminal que esclaviza a los negros indígenas para extraer oro de las minas, en el corazón del Congo Belga.
Sobre paternalismo, también podemos ver una magnífica viñeta en Tembo Tambú (1959), en donde una tribu de pigmeos son vilmente explotados por un grupo de bandidos.
La burocracia administrativa
Resulta muy habitual encontrarnos críticas a la burocracia en los cómics de Spirou y Fantasio. Por ejemplo, en Radar el robot (1947), vemos una crítica muy explícita a la falta de toma de decisiones por las altas competencias, que van delegando en sus funciones.
En Los ladrones del Marsupilami (1952), Spirou y Fantasio se verán frenados por culpa de la burocracia de la aduana, que les retiene a causa de una huelga. Una situación histriónica que asegura muchas risas, pero que no está exenta de crítica social.
De manera similar, en El prisionero de Buda (1958), también se critica la lentitud de la burocracia.
La práctica de la caza
La caza forma parte del protocolo aristocrático propio de principios de siglo. Era habitual que en jornadas de caza se tomaran grandes decisiones políticas y económicas. Esto llevó a que muchas de las grandes decisiones que afectaron a Europa en la primera mitad del siglo XX se tomaran entre rinocerontes, elefantes y leopardos, en las lejanas tierras africanas; o incluso asiáticas. A Franquin no le gustaba la caza; eso es un hecho muy conocido. Pero los cómics de Spirou y Fantasio no fueron indiferentes a este fenómeno. Así por ejemplo, la captura del Marsupilami en Spirou y los herederos (1951); o la caza del rinoceronte que contenía los planos del prototipo de la Turbot en El cuerno del rinoceronte (1952).
Dictaduras en el Spirou de Franquin
Sin que sea un tema muy recurrente en el universo de Spirou, Franquin hizo gala de su antimilitarismo en diversas historias de Spirou y Fantasio. Destaca, por supuesto, El dictador y el champiñón (1953), en donde Franquin retrató el nacimiento y la caída de una dictadura en la república sudamericana de Palombia.
Posteriormente vemos en El viajero del mesozoico (1957) una nueva muestra del antimilitarismo que caracteriza a Franquin. El ejército se muestra incapaz de contener al dinosaurio, e incluso cometerán la imprudencia de derribar parte del patrimonio arquitectónico, al confundir al dinosaurio con una torre medieval.
Otra de las historias profundamente antimilitaristas es El prisionero de Buda (1958), en donde Spirou y Fantasio se enfrentarán a un grupo de delincuentes chinos que pretenden hacerse con un arma que pondría en jaque la paz de la humanidad. Lo llamativo de esta aventura es que pese a la gran cantidad de disparos que se realizan, no hay ningún muerto.
Zorglub y la conquista del mundo
No podemos olvidarnos de Zorglub. En el díptico que conforman Z de Zorglub y La sombra de Z se hace gala de la incredulidad del propio Zorglub; que nos servirá para trabajar conceptos muy interesantes en cuanto a la publicidad, el imperialismo y los regímenes dictatoriales en las republicas latinoamericanas. La interacción entre el conde de Champignac y Zorglub es magnífica.
Mención especial la escena en la que Zorglub está justificando a Pacome que el fin último de la publicidad es condicionar al público, y que su zorglonda no hace sino llevar esa práctica a la perfección. A lo que el conde le responde con un contundente ¡Sofista!
P.D. Para hacer el presente artículo nos hemos valido en buena medida de la información que aparece en los integrales editados por la editorial Dibbuks.