Cuadernos japoneses. Un viaje por el imperio de los signos, de Igort, más que un cómic al uso es un álbum de recuerdos en el que el autor narra la persecución de un sueño: conocer Japón. Años soñando con realizar un viaje que se consagró finalmente en la primavera de 1991, y que dejó recogido de forma bella en estas páginas. Un precioso homenaje en forma de recuerdo en el que el Igort narra su relación con los editores, su embelesamiento con la belleza japonesa, y sus paseos por monumentos, calles, templos y edificios. Una historia muy alejada de otros álbumes más políticos como Cuadernos Ucranianos, pero con un interés cultural sin igual.
Entre los numerosos tesoros que encontramos en las páginas de Cuadernos japoneses, vemos por ejemplo como explica el funcionamiento del mundo de los autores de manga y del contraste con el mercado europeo. En este caso, los mangakas suelen realizar una media de sesenta páginas al mes, frente al autor europeo que realiza dicho número de páginas al año. Un mundo duro el japonés, en donde los autores se codean con ritmos infernales, noches de insomnio y trabajo en equipo.
Dista mucho de los autores europeos que editan uno o dos álbumes al año. Él mismo pudo constatarlo cuando el mismo día en que su personaje «Yuri» fue votado como el personaje más querido por el público, su editor le encargó para el día siguiente 16 nuevas páginas. Lo cual significaba que debía inventar una trama, escribir los diálogos y dibujar dieciséis páginas en unas 24 horas. Y cuando las entregó, otras 16 páginas.
Cuadernos japoneses
Por las páginas del cómic desfilan autores contrastados como Masashi Tanaka, autor del irascible Gon. O Hayao Miyazaki. Y otros que apenas son conocidos en Occidente, como el maestro Yoshiharu Tsuge. Es también llamativo como el autor dibuja en el cómic una representación de páginas de su primer cómic editado en Japón, Amore. Una especie de metacómic en el que podemos leer un cómic dentro de otro cómic.
Vivo el presente en Japón como un velo sutil que deja entrever el pasado.
Por otro lado el cómic nos muestra algunos de los rincones más bellos de Japón. Jardines, parques, casas, templos, crisantemos, estampas y fotografías. Y también aparecen referencias a grandes clásicos como La tumba de las luciérnagas o Norakuro.
Como podemos intuir, Cuadernos japoneses carece en sí misma de argumento propio, y leerlo de golpe puede resultar algo abrumador. Pero como ventana cultural a la que asomarse resulta una obra fundamental llena de bocetos, ilustraciones, notas, estampas de Ukiyo-e, fotografías y recuerdos de su estancia.
Muy interesante, por ejemplo, la historia que narra sobre los burakumin. En Japón existían cuatro castas: samuráis, agricultores, artesanos y comerciantes. Y los burakumin estaban por debajo de todas ellas, al mismo nivel que asesinos, violadores, mendigos o prostitutas. E incluso hoy día las empresas rehusan a contratar a alguien que proceda de una familia cuyos antepasados hayan sido burakumin.
- Cuadernos japoneses. Un viaje por el imperio de los signos (Un viaggio nell´imperio dei segni)
- Igort
- Traducción del italiano: Regina López Muñoz
- Salamandra Graphic
- 2016
- 27,95€