Abordar en una novela el conflicto vasco no es tarea fácil. Y mucho menos si lo que se pretende es retratar las dos caras de la misma moneda. Eso fue lo que hizo Fernando Aramburu en el año 2016 en su novela Patria; un retrato que se inicia en la España de los años de plomo y que llega hasta la desaparición de la banda armada ETA. Una panorámica que aborda unos cuarenta años de un conflicto enconado, lleno de aristas, visiones, y contradicciones. Un panal de abejas. El éxito fue rotundo y le valió el premio nacional de narrativa, además de numerosos elogios de la crítica. Es en parte este éxito, el que explica la adaptación de Patria al cómic, de la mano del serbio Toni Fejzula. Una verdadera obra de arte que se convierte en uno de los imprescindibles de este año.
Patria es un cómic complicado de seguir al no llevar un orden cronológico, ni tener referencias de fechas. La novela gráfica aparece desordenada, de manera que se suceden páginas entre las que hay saltos temporales de hasta 30 años; y que suponen un fiel retrato del País Vasco durante los años de la transición. Esto convierte a Patria en una especie de rompecabezas dispuesto de manera aleatoria, que debes ir ordenando en tu mente al mismo tiempo que avanzas en la lectura.
Un cómic con una capacidad narrativa extraordinaria
Pero este detalle, lejos de ser un impedimento para el lector, se convierte en parte de la experiencia; aportando fluidez a la lectura. Si el conflicto de la sociedad vasca es complejo, ¿qué mejor manera de retratarlo en cómic que a través de un relato difuso y enrevesado? Sería una falta de respeto a la realidad vasca presentar el relato de manera simple y ordenada.
El cómic Patria tiene un lenguaje propio que atrapa al lector. Resulta muy interesante el uso del color y los tonos. Sobre todo porque junto a la ambientación y los cambios físicos de los personajes, es uno de los recursos que ayuda a ubicar el momento histórico del relato. El color, lejos de ser un añadido más, se convierte en parte de la narración; y el resultado son estampas de color llenas de emociones y sentimientos. Viñetas que se convierten en verdaderas obras de arte.
E igualmente importante es el narrador. No recuerdo ninguna obra anterior en la que haya tantos narradores. Tantos casi como personajes. La voz en off suele ser un recurso habitual usado en los cómics para lograr cubrir los vacíos de información que puede tener el lector. Y generalmente la voz del narrador es impersonal, o la voz del propio protagonista del relato. Sin embargo, en este caso la voz en off va cambiando con la propia historia, y se pueden contabilizar hasta nueve voces en off diferentes. Tantas como personajes principales.
Detalles que hacen de Patria una historia diferente. Posiblemente sea uno de los cómics que más se regalen estas navidades. Y sin restarle importancia a la obra original, el mérito corresponderá exclusivamente al virtuosismo plástico de Toni Fejzula.
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Patria, un relato de la Transición española
Patria supone pues un cuestionamiento de los principios básicos de la Transición española, con un fuerte componente social. Lejos de abordar el conflicto vasco desde una perspectiva maniquea, Toni Fejzula no duda en involucrarse en la historia, y enfangarse. Como en casi todo conflicto, los hechos tienen diferentes interpretaciones según desde el espejo en el que se mire. Y la lucha del pueblo vasco no es inocente en este aspecto. El autor consigue reinterpretar una y otra vez un mismo hecho desde diferentes visiones, y logra que el lector empatice con lo que está leyendo. Aquí no se trata de una historia de buenos y malos. No hay que postularse a favor de unos, y en contra de otros. No tienes por qué compartir lo que estás viendo. Se trata de comprender, no de convencer. El cómic Patria resulta en este sentido, un excelente ejercicio de memoria histórica.
La colaboración de los sacerdotes con el movimiento independentista; los vecinos que miran para otro lado ante determinados hechos; familias rotas por la sangre y la cárcel; entierros desoladores a los que la gente no acude por miedo a ser señalado con el dedo; la justicia que se pone de lado ante determinados actos; el lavado de cerebro al que se somete a determinada generación de jóvenes de la sociedad vasca; el odio, el rencor y la rabia contenida; las torturas de las fuerzas del orden del Estado español; el GAL; la corrupción política; la inocencia perdida; el miedo; el silencio; las cárceles; la duda.
Argumento de Patria, el cómic
La historia de Patria está ambientada en un municipio rural de Guipúzcoa, la Euskadi profunda. Y gira en torno a dos familias rotas a causa del terrorismo y la lucha armada. Las dos almas de la historia son las madres de ambas familias: Bittori y Miren. Antiguas amigas cuya relación se rompe a raíz de la muerte del Txato, el marido de Bittori. El Txato era un pequeño empresario vasco asesinado por ETA. Y todos los ojos se vuelven hacia el joven abertzale Joxe Mari, el hijo mayor de Miren y Joxian. Bittori volverá a su pueblo después de que decidiera marcharse tras el asesinato de su marido. Y la vuelta supondrá levantar viejas heridas que nunca cicatrizaron.
Sobre este fondo se articulan una serie de personajes que van evolucionando y creciendo a lo largo del paso de las páginas; y en el que la propia víctima, el Txato, apenas tiene protagonismo. Conflictos familiares y personajes a contracorriente que aportan a la obra una visión de conjunto de la sociedad vasca excelente; y que nos permite conocer de manera objetiva, un asunto complejo. Sin duda, una obra que encaja perfectamente en la idea de cómics didácticos que siempre buscamos en nuestra web. El mayor elogio que se puede hacer al cómic es que deja que el lector tome su propio posicionamiento moral sobre los hechos que narra. Y eso no es frecuente.
Toni Fejzula
¿Pero qué hace un serbio dibujando sobre el conflicto vasco? Toni Fejzula es hijo de Petrit Fejzula, jugador profesional de balonmano que comenzó su andadura deportiva en el Estrella Roja de Belgrado allá por los años 70 del pasado siglo; y que llegó al Barcelona en 1982. Diez años después, en 1992, la familia se instaló a vivir en Barcelona. Por lo tanto, Toni Fejzula, pese a su origen serbio, es ante todo barcelonés, y no ha vivido sustraído de los problemas de la nación española. Estaremos pendiente por si en un futuro podemos ver una obra suya sobre el conflicto yugoslavo.
- Patria
- Toni Fejzula
- Planeta Cómic
- 2020
- 30,00€
Kaixo arratsalde on!/ Hola buenas tardes. No he leído aun el comic, pero tengo intención de hacerlo.Si me gustaría puntualizar un par de cosas o tres. El lenguaje, la terminología lo son todo y ustedes deben saberlo pq la palabra es su medio..1.El concepto separacionista ya de entrada tiene un sesgo como un castillo. Es el preferido por la derecha política y mediática en este estado.No es un vocablo neutro a mi entender y si no que se lo pregunten a l@s catalan@s. Y 2, el término nación española (o la de Chiqutistán. me da igual) es tóxico, rancio, excluyente (pues a mí como vasco no me tiene en cuenta, pq ni me nombra) obsoleto …Por no decir que las dos GUERRAS MUNDIALES fueron provocadas por ellas , las susodichas naciones. En fin, espero que se me tenga en cuenta y que mi mensaje sirva de algo, Milesker!
Muchas veces determinadas terminologías están sujetas a distintas interpretaciones según el sesgo ideológico de cada persona. Y el nacionalismo es sin duda un claro ejemplo de ello. ¿Se puede hablar del término nación desde una perspectiva rancia y excluyente? Por supuesto que sí. Sobre todo desde la visión política del término. Pero también podemos debatir acerca del término desde un punto de vista filosófico, y llegar a la conclusión de que forma parte de nuestra naturaleza humana. Sentirnos «parte de» es al mismo tiempo una manera de separarnos de aquellos que consideramos diferentes o que no comparten nuestros lazos comunes. En cualquier caso muchas gracias por las puntualizaciones.